domingo, 28 de abril de 2013

Marino Sáiz


17 de Abril de 2013
Libertad 8
Madrid

Vuelvo a las viejas costumbres de escribir tarde. De decirme que tengo que escribir con el corazón en el momento adecuado, que tengo que vivir sintiendo y pensando sólo lo necesario. 

Quise escribir sobre el concierto de Marino esa misma noche, coger el boli y dejarlo llevar. Pero pensé y me fui a dormir, recordando el despertador, el trabajo, el mañana... 

Llegaron otras aventuras, otras historias, otras noches mágicas y el concierto de Marino quedó oculto debajo de la confusión que es mi vida.

Pero hoy vuelve a mi mente y recuerdo con cariño una noche que tampoco fue una noche cualquiera. En la que acudimos para seguir huyendo del vértigo sabiendo que no es posible.

Marino se enfrentaba a sus propios vértigos subiendo al escenario de Libertad 8, acompañado por Alejandro Martínez al piano.

Un concierto distinto. Un violinista siendo cantautor. Un cantautor sin prejuicios. Unos prejuicios que todos dejamos en la puerta.

Observo a Marino y siento envidia. Gran violinista con mundo interior que deja salir en libertad, negándose a ser sólo lo que se espera que sea. Es mucho más, tiene más que ofrecer y lo hace subiendo al escenario y demostrándolo.

Y me gustaría seguir su ejemplo, que mi mundo sea exterior y que no sólo pienses que soy la chica que va a trabajar con blusita, que estudió lo que tenía que estudiar, que vive la vida que le planearon, que no arriesga cuando no va a ganar. Subiría a mi hipotético escenario y podrías ver que también soy mucho más, que me quito la blusa y aparece una camiseta de mil colores, que está orgullosa de lo que estudió aunque no es lo que la define, que vivió la vida que le planearon pero ya dejó de seguir planes, que arriesga sabiendo que millones de veces perderá.

Marino consigue que deje de verle como el violinista que acompaña a cantautores que sigo en sus conciertos. Se convierte en alguien a quien seguir. Canciones con letras imposibles llenas de sentimientos, de fuerza y fragilidad, de verdad y de mentiras, de amores y desamores, de risas y de lágrimas. 

Su voz me causa dudas. Podría decir que le falta, que necesita más fuerza, pero creo que tiene la voz perfecta para sus canciones, para sus infiernos y sus luces. Su presencia en el escenario no necesita más. También podría decir que le faltan conciertos, más noches siendo el protagonista, es cuestión de tiempo que se sienta tan cómodo en el centro como se siente en un lateral.

Volví a decir que no cantaría, que mi voz no soportará más canciones. No pude no cantar cuando sacó sus carteles con "son adelantos del destino". No pude no dejarme llevar en su concierto. No pude no recordar que todo debería ser sencillo, como lo es cuando alguien hace lo que siente que tiene que hacer. Marino es la prueba. 

Llegué a casa y olvidé pronto las buenas intenciones. Dormí pensando en el mañana. Hoy recupero lo que me transmitió Marino, recuerdo una gran noche en la que sentí que podría lograrlo, aunque no supiera el qué.

Sólo una última pega, querría seguir escuchando las canciones de Marino una y otra vez, pero no hay disco para reproducir en mis cascos.



Vértigo

lunes, 22 de abril de 2013

Nacho Vegas - Canción de palacio


Con todas estas páginas he construido 
mi mansión en una zona alta de la ciudad, 
soleada y residencial. 
Me llegó a ofrecer —y era una ganga- mano 
de obra infantil cierta gran multinacional. 
Claro, yo la rechacé. 
No saben la de cosas que se escuchan cuando 
tus paredes son todas de papel. 
Anoche oí a dos tipos planear una guerra nuclear 
mientras me hacía un té. 

Y a veces oigo a las ratas 
que roen la pared. 
Les doy papel de estraza 
del que uso yo para sacar la tinta de la piel. 

Y vivo así en mi palacio de papel. 
Se está bien aquí, se está bien. 
La mujer del tiempo anuncia un vendaval, 
pero no me iré; resistiré. 

Y se oyen voces que hablan de desahucio 
y sé que quieren derribar mi humilde mansión. 
Al parecer pretende abrir aquí una nueva boutique 
un tal Louis Vuitton. 
Puede que le vaya a ver 
O puede que me atrinchere aquí, 
y como cualquier animal ya sabré lo que hay que hacer. 
O entienda que si no pierdo la fe es porque 
jamás llegué a tener una que perder. 

Pero en veintiocho años, 
vean que la reconstruí 
con estas torpes manos 
un millar de veces y sigo viviendo así. 

Como un rey en mi palacio de papel. 
Se está bien aquí, se está bien. 
La mujer del tiempo anuncia un vendaval, 
pero no me iré; resistiré. 

Y si hay un fuego aprenderé a arder. 
Y si empiezo a arder aprenderé a apagarme. 

Como un rey en mi palacio de papel. 
Se está bien aquí, se está bien. 
La mujer del tiempo anuncia un vendaval, 
pero no me iré; resistiré.


Como un rey en mi palacio de papel. 
Se está bien aquí, se está bien. 
La mujer del tiempo anuncia un huracán, 
pero no me iré; resistiré.



Tengo una razón y volveré a actuar. 
No hay impunidad pero voy a actuar.


viernes, 12 de abril de 2013

Quédate


Quédate a mi lado. Esta noche no quiero que te marches. La primavera y yo seguimos llegando tarde, este año, esta vida. Tengo frío, las manos y el corazón congelado. Sé que no es un frío real como tampoco lo son algunos de mis miedos. Quédate y ayúdame. Consigue que no sienta frío y que los miedos sin sentido desaparezcan. Seguiré teniendo otros miedos, pero no importan esta noche.

Quizás te he pedido demasiado y mi historia te viene grande. No soy tan sencilla como te quise hacer creer, ni es tan fácil dejarme marchar, ni siquiera mi sonrisa es siempre auténtica. Sabes que puedo luchar en mil batallas perdidas y que una vez fuiste mi guerra.

No lo pienses ahora. Sólo sigue mirándome como lo estás haciendo. Y siéntate más cerca, como aquel día que ibas avanzando hacia mí.

Mañana saldrá el sol y todo nos parecerá distinto. Recordaré que no me quieres. Sabrás que el juego ha terminado. Seguiremos nuestros caminos hasta que vuelvan a cruzarse, que seguro lo volverán a hacer y habrá un nuevo capítulo de nuestra historia.

Esta noche terminaremos otro. Quédate y vamos a escribirlo juntos. No quiero estar sola y tú no quieres irte. Cuesta reconocer las personas que éramos cuando nos conocimos, pero a tu lado recuerdo la chica que fui, la que no tenía miedo, la que no tenía el corazón roto. Esta noche quiero volver a sentirme así.

No te vayas. Ven aquí. Pasa la noche conmigo y márchate antes de que despierte.


Vértigo

sábado, 6 de abril de 2013

Incertidumbre

Hoy no es un día cualquiera. Hoy es el día que recuerdo más que nunca que "podría ser..."

Y hablando de recuerdos, demasiados vinieron a mi cabeza al leer el poema de Ladrón de Guevara.

Hace siglos, mucho antes de ser Vértigo, fui Incertidumbre... Otra vida, otras historias, otros amores, otros miedos... otras esperanzas, otros mundos que cambiar...

El poema me devuelve al pasado, y me recuerda que fui feliz siendo Incertidumbre y que cuando la vida se complicó dejé de serlo, renuncié y puede que hasta me traicionara.

Siendo Vértigo también he sido feliz y también siento que no es fácil siempre serlo. No pienso renunciar a Vértigo porque la estrella polar deje de marcar el norte algunas noches. 

Gracias a Ladrón de Guevara por el poema. Por dejar que lo haga mío, por hacer fiestas de las letras.

Con su permiso, lo comparto.

Vértigo


Incertidumbre

Trataba de decirte que la oscuridad se terminaba en el interruptor
que mis silencios nunca llevaban tu nombre,
y siempre desaparecían cuando llegabas a casa.
Que por mucho que lo odiásemos, en mi piel estaban todos tus besos.

Tu pensabas en las miles de huidas que soñaste de pequeña y nunca hiciste
en que tu mundo era gris y frío a pesar de las sonrisas y los abrazos.
Que deseabas coger el primer avión al último destino,
y tener la certeza de que yo te quería, pero no te amaba.

Hubiese dado cualquier cosa por que supieses que sin ti respiraba sólo a medias,
porque comprendieses que mis cicatrices eran sólo el miedo a tu marcha,
que nada me quedaría si tus maletas traspasaban la puerta,
y que yo sabía que me olvidarías antes del verano.

Por eso el sexo aquella noche se convirtió en contradicción y deseo,
te desnudé despacio y te comí con fuerza,
sabiendo que esa noche no cambiaría nada, que tu te marcharías,
y yo me quedaría pensando en todos los quizá que acababan en nada.

Ladrón de Guevara



lunes, 1 de abril de 2013

Luis Ramiro - Concierto privado


28 de Marzo de 2013
Concierto privado 
Madrid




Dije que no habría más conciertos de Luis Ramiro por un tiempo, que tres conciertos en tres meses es suficiente. Dije que no habría más historias complicadas, que mi corazón ya ha sufrido demasiado. Dije que Luis Ramiro en CD y amores sencillos.

Lo dije y lo tuve claro. Por una vez, por un instante estuve segura.  Sin dudas, sin miedos, sin Luis Ramiro en directo y sin mis sentimientos confusos revoloteando. 

No pensé, no analicé. La posibilidad de volver a aquel salón me confundió y no pude decir que no. Nuevo concierto privado de Luis Ramiro y de nuevo afortunada por poder asistir.  Nuevo mensaje tuyo y de nuevo imaginándome en tu sofá.

Camino del concierto de Luis Ramiro pienso que nuestro amor nunca ha sido sencillo, que son mil años de dudas y que si tuvimos momentos imposibles puede que ahora lo sea más que nunca.

Pienso en retroceder, en volver a casa, en no ir al concierto y en no seguir contigo en mi mente. Pienso que sería lo mejor. No escuchar a Luis Ramiro, no sentir, no querer que sigas en mi vida. Pienso y vuelvo a pensar. Siento un segundo y estoy llamando al telefonillo y estoy recordando que nunca te olvidé. 

Vuelvo a aquel salón que una vez fue mágico.  Y creo que querría volver a tu sofá donde también hubo magia. Luis Ramiro, su compañero de piso, su gata encerrada y 20 seguidores dispuestos a vivir un concierto inolvidable. 

Me siento en el suelo, muy cerquita de Luis Ramiro para que las emociones no se escapen, para sentir que canta para mí, que mientras siente sus letras yo las siento con él.  Y eso ocurre, no ocurrió en Joy, tampoco en Libertad (no le culpo… fui yo la que dudaba entre puntos suspensivos y puntos finales) y por fin sucede en su casa, me transformo, me dejo llevar, canto en silencio y me emociono con cada acorde.

Concierto perfecto. Mariposas imposibles se convierte en un nuevo himno para mí, que siempre hablé del pasar del tiempo, de crecer, de cambiar y que siempre dije que todo irá bien.  “Somos el reflejo de aquello que quisimos ser”, me recuerda que lo tuve claro hace tiempo y a veces lo olvido. Supe quien quería ser y nunca debí olvidarlo. Le digo a Luis Ramiro que la letra es impresionante, aunque no se lo digo pienso que las noches en las que me pierda la escucharé y me ayudará a encontrarme. 

En círculos ya era mi canción, y escucharla en acústico, en su salón, con la guitarra desenchufada, hace que ya nunca deje de serlo. Vértigo de Ismael Serrano me ha acompañado muchos años, En círculos de Luis Ramiro es su digna sucesora en mi corazón. Por fin una canción consigue que quiera dejar de engañarme,  de huir, de esconderme en el vértigo.  En círculos y Mariposas imposibles son la combinación perfecta. Son las canciones que necesito escuchar. Son la vida que quiero vivir. Vértigo siempre estará ahí. Siempre seré yo. Pero puede que tenga que encontrar mi nuevo vértigo y quizás por eso siento que estoy perdiendo el norte.

Hubo momentos para risas, para conversaciones, para sonrisas. El salón vuelve a ser mágico. Luis Ramiro. Su guitarra. No necesito nada más. Siento y dejo de pensar. Me levantaría del suelo y le diría a Luis Ramiro “millones de gracias”, que no deje nunca de hacer canciones, que me deje colarme en todos los conciertos privados, que me prometa que seguiremos siendo eternos. Porque le creeré. 

Me doy cuenta de que me equivoqué. Que fue un error todo lo que dije.  Habrá más conciertos de Luis Ramiro, nunca serán suficientes ni tampoco lo serán las historias complicadas. Me planteo ir a galileo el 13 de Abril. Y repaso estos meses con los conciertos de Luis Ramiro y las historias imposibles: con amores que no fueron amores, con besos entregados sin querer y queriendo, con puntos suspensivos mandados sin pensar, con errores grandes y pequeños, con lo siento sentidos, con juegos perdidos, con miedos siempre presentes, con fracasos y sin victorias.

Debería comprarme la entrada. Debería asumir que quiero que sigas en mi vida. Seguiré sintiendo, seguiré dudando, teniendo miedos y no olvidaré el pasado, ni el mío ni el nuestro. Nuestra historia nunca será sencilla, puede que nunca encontremos el momento que sea perfecto para los dos. No me importa.

Quiero más conciertos de Luis Ramiro y quiero que sigamos con nuestra historia complicada. 



Vértigo