miércoles, 22 de agosto de 2012

Amigos


Se mira en el espejo. Repasa su cuerpo con el vestido ajustado, mete tripa y observa su silueta.

Se pinta los ojos con demasiado oscuro y los labios con brillo.

Se vuelve a mirar. Se quiere sentir sexy. Se lo cree un segundo y al siguiente es consciente de todo lo que no debería marcar el vestido. Lo estira un poco, vuelve a meter tripa y parece que se siente sexy otro segundo.

Sale de casa antes de que vuelva su madre, sabe todo lo que diría y sabe, aunque no lo reconozca, que tiene razón.

En el metro se siente observada y cree leer los pensamientos de los que la miran.

Aunque excepto yo nadie se ha fijado en ella. Y yo no la juzgo.

Vuelve a estirar el vestido y a meter tripa. Se peina con los dedos. Se dice una y otra vez a si misma que se lo va a pasar bien.

Se baja en su parada y llega al encuentro con sus amigos. Ellas con vestidos ajustados en cuerpos imposibles la miran con desprecio. Ellos ni se percatan que está. Y todavía sigue creyendo que son sus amigos.

Pasará la noche intentando encajar, simulando sonrisas y fingiendo ser feliz.

Volverá a casa y se quitará la sombra y el maquillaje. Se pondrá el pijama y estará más guapa de lo que lo ha estado en toda la noche.

Llorará mientras duerma y se levantará maldiciendo el vestido, las noches de fiesta y los amigos no amigos.

No me preocupará, no sentiré pena por ella, no diré que la adolescencia es sencilla.

Sabré que será una etapa que pasará y sólo la hará crecer.

Unos años después se pondrá otro vestido con el que lucirá escote (y disimulará tripa). Se pintará los ojos demasiado oscuros (pero como a ella le gusta) y le dirá a su madre que volverá tarde.

En el metro estará en su mundo, planeando aventuras. La miraré desde mi asiento.

Se encontrará con sus amigos. Ellas cada uno con su estilo (una no se baja de sus tacones ni se quita su vestido, otra siempre sale con sus vaqueros y sus zapatillas…) Ellos a lo suyo, intentando ligar con las del grupo de al lado pero siempre pendientes de ellas (y ellas pendientes de ellos).

Pasará la noche entre risas y conversaciones serias. Hablando de zapatos y de desempleo.

Volverá a casa haciendo y recibiendo perdidas. Mandando alguna sonrisita a alguien que suspira por ella.

Quizás llore mientras duerma… pero… ¿no te pasa a ti también a veces?

Se levantará y desayunará con su madre, le contará cómo le va a sus amigos y la suerte que tuvo de encontrarlos. Ya ni recuerda los que tenía cuando fue adolescente y fingía que era feliz.





Vértigo