domingo, 26 de julio de 2015

Ismael Serrano

16 de Julio de 2015
Teatro Circo Price
Madrid




​​​Siempre que quiero escribir sobre un concierto de Ismael Serrano (y ya son muchos años haciéndolo) me debato entre escribir intentando ser una crítica musical, una aspirante a escritora o una simple fan.

Creo que acaba ganando la fan y la aspirante a escritora, y trato de escribir un relato que se esconda en la crítica del concierto. Quizás mis sueños de juntar palabras de manera poética ganen a cualquiera otra aspiración.

Vuelto a estar frente al papel teniendo un concierto de Ismael en la memoria. El pasado 16 de julio en el Circo Price cantó para mí. Aunque no sólo para mí, cuando cantó vértigo mi mundo se paró.

Si tratara de ser una crítica (o al menos de intentarlo), hablaría de los cambios, de la evolución, del nuevo directo que ofrece, en el que hay partes que nada se parecen a aquel Ismael que empecé a escuchar hace ya muchos años.  Efectos visuales que dejan sin palabras, nuevos sonidos en viejas canciones, nuevas canciones con ritmos bailables. Un paraguas en el que todos quisimos resguardarnos de una lluvia con la que soñamos en este caluroso madrid. Luz, sonido, un espectáculo diferente para un Ismael Serrano que parece adaptarse a los tiempos o no sé muy bien a qué.

Siendo un crítica, creo que podría decir que parte del concierto que ofreció Ismael Serrano podría gustar hasta a los que no les gusta Ismael Serrano. Con lo bueno y lo malo que pueda implicar.

La fan que llevo dentro quizás no opine exactamente lo mismo. Aunque la fan también tiene un debate interno, resultando complicado criticar a alguien que ha compuesto las canciones perfectas y que consigue que después de cada concierto mi sonrisa y mis fuerzas parezcan eternas.

Siendo honesta tendré que admitir que no me apasiona como sonaron algunos de sus clásicos, que los nuevos ritmos que pretende darles me parecen innecesarios, que hay canciones que no habría que tocar (reconozco que puede que hable la seguidora clásica a la que le cuesta adaptarse a los cambios). Aunque las nuevas canciones, con su bachata y su camdombe me parecen frescas y que la música de Ismael evolucione en cada disco me parece un acierto.

Los efectos luminosos, una novedad que en su justa medida me pareció fascinante. Algunas canciones resultaron mágicas, la historia de los dragones impresionante (el clásico Ismael contando una historia de manera especial). Pero, en mi opinión, fue excesivo, y parecía que había que quitarle protagonismo a las canciones y a las letras, como si no fueran importantes. Me dio pena escuchar "Ya ves" estando más pendiente de una lucecita que de todo lo que implica una canción impresionante.

Por suerte para mí, el final del concierto tuvo poco de luces y de versiones y las canciones sonaron como yo quería escucharlas.

Siendo la aspirante a escritora, diría que he tratado de escribir todas mis palabras de la manera más literaria que he podido, aunque a veces la pasión ciega las letras. Diría que las noches de concierto de Ismael Serrano siempre son mágicas, que tengo la mejor compañía posible, que ese abrazo cuando suena vértigo me da fuerzas para luchar por todos esos sueños que abandono en los desordenados cajones, que la vida es más vida si canta Ismael, que estoy deseando que llegue su siguiente concierto y que si no te mande un "te quiero" cuando llegué a casa fue porque esta vez esperaba que me lo mandarás tú.

Siendo crítica, siendo fan, siendo aspirante a escritora o siendo ninguna y simplemente yo, sólo puedo decir que deberías a ir a un concierto de Ismael Serrano, obtener tus propias conclusiones y sobre todo, invitarme a una copa de vino para comentarlo.



Vértigo

jueves, 9 de julio de 2015

La escena perfecta

Se besaron en la plaza mayor de aquella ciudad a la que habían llegado en busca de nuevas noches y mágicos sentimientos. 

Al separarse ella le miró a los ojos mientras seguían abrazados. Le dijo "Te quiero" y él contestó "Yo también te quiero". 

Era la escena perfecta. Un lugar precioso, un beso romántico y las palabras que siempre se dicen con el corazón. O al menos así las decían ellos, que se habían negado a decirlo hasta que no pudieron evitarlo más.

Aunque nunca habían creído en escenas perfectas. Su relación siempre había sido imperfecta, llena de dudas, de discusiones, de palabras medio dichas y silencios que no decían nada. 

La casualidad les presentó y el destino se encargó de que sus miradas no fueran capaces de separarse.

Quedaron para rellenar una tarde de domingo aburrida, él llegó tarde y ella quería volverse a casa. Tuvieron que besarse para entenderse, discutir para amarse, y llorar para descubrir que habían tenido la suerte de encontrarse. 

Una vida después se besaron en aquella plaza mayor y tuvieron su escena de cuento. Salieron de la plaza agarrados de la mano, sonriendo, diciendo que su historia ya podría ser escrita en los libros, que su amor ya estaba a la altura de lo que se suponía que debía ser.

Llegaron a otra plaza pequeña, con mendigos en las esquinas, con extraño olor y mal iluminada. Él agarró su cintura y le dio un beso. Ella le miró y fue a decir algo, pero antes de que pudiera él volvió a besarla y le dijo que se dejara de cuentos, de escenas perfectas, de besos de película y que le volviera a besar. 

Salieron de su nueva plaza agarrados de la mano, recordando sus besos mágicos y hablando de aquel primer beso. "¿Fue al tercer intento o al segundo?", preguntó ella. Él dijo que no lo recordaba. Un beso, un abrazo y un te quiero no había sido tan fácil. Les entraba la risa, o alguno contestaba que tenía frío o que se les hacía tarde. 

En cambio, en la segunda imperfecta plaza, el beso imperfecto había salido a la primera. Como siempre ocurría en su relación, los planes perfectos se volvían un desastre y los planes no planeados acababan siendo mágicos. 

Siguieron deambulando por la ciudad, alegrándose de su imperfección perfecta, buscando plazas  y silencios, queriéndose y odiándose y sin dejar de decirse que su amor no era de película, su amor solamente era de ellos.


Vértigo