lunes, 24 de marzo de 2008

Ismael Serrano

Vuelvo al pasado y recupero una crítica que escribí hace tiempo, cuando mis miedos eran otros pero el vértigo era el mismo. Pasan los años y ya no me siento Incertidumbre, aunque por suerte sigo coleccionando dudas y sigo escuchando a Ismael Serrano.
Esta vuelta al pasado es culpa de Javi. Gracias por el premio, por tus palabras y por todo.
Y también gracias a ti, que estás leyendo esto y puede que también sientas vértigo...

10 de Marzo de 2.006

Palacio de Congresos

Madrid

Ismael Serrano siempre vuelve a Madrid, como dice la canción con la que empezó el concierto. Y siempre es bien recibido. Lleno absoluto para una noche especial. Todos los presentes estábamos dispuestos a dejarnos llevar por Isma y sólo pusimos una condición: que no se acabara la noche y que no nos enamoráramos.

Aunque el recinto era de gran capacidad, el concierto resultó muy íntimo. Parecía que éramos familiares y amigos. En el escenario él y el maestro Fredi Marugán; no hacía falta nadie más. Un decorado simple y adecuado con un avión de papel y un juego de luces sencillo pero efectivo.

Se notaba en el aire una sensación distinta, fin de una gira que ya se acerca al año. Y tocar en casa siempre implica una emoción añadida.

Quiso compartir el escenario con grandes amigos que también son grandes artistas. La gran sorpresa fue la aparición del gran Quique González, consiguiendo crear una atmósfera única. Cantó con Pedro Guerra una de Silvio, alguien le debe un beso. Y también aparecieron Jacob Jureda y Javier Bergia, increíbles músicos habituales compañeros en sus giras.

La decisión del repertorio siempre es complicada, sobre todo teniendo seis discos con canciones emblemáticas. Optó por cantar tanto canciones nuevas como antiguas. Se agradece que no se centrara, aunque cantó bastantes, en su último disco “Naves ardiendo más allá de Orión” Hubo tiempo para canciones de todos los discos, especialmente para los primeros. Y nos regaló dos temas inéditos: uno en clave de tango y otro dedicado a un cine desaparecido del barrio de su infancia.

Se podrían destacar demasiados momentos. La conexión con el público fue perfecta. Permitió que cantáramos partes de sus canciones mientras nos miraba con emoción. Puede que ya no sea ese veinteañero que sufría en los aeropuertos pero cuando se mira en el espejo seguro que aún se reconoce. Debe estar orgulloso de no habernos traicionado.

El 10 de Marzo estaba en medio de dos aniversarios. El día anterior fue su cumpleaños y sus seguidores le cantaron el cumpleaños feliz. También era la víspera del 11-M. Con todo el respeto cantó Fragilidad, y con todo respeto recordó a las víctimas.

Entre canción y canción aprovechó para contarnos sus causas. Aunque cada vez está menos hablador, ya no cuenta largas historias sobre gemidos o enamorados de camareras.

Canta para sentirse menos sólo y quizás por eso le escuchamos. Con sus conciertos consigue que nos sintamos capaces de cambiar el mundo. Hace que sienta que todo es posible.

Ismael Serrano tiene la virtud de ser honesto en su propuesta y de ofrecer lo que promete. Cuando canta que espera que en nuestras ventanas luzca el sol cada mañana le creo. Tras tres horas de concierto ha conseguido que el vértigo pase.

Pero el amor es eterno mientras dura y las condiciones no siempre se cumplen. La noche se acabó y puede que todos saliéramos más enamorados.

Incertidumbre

lunes, 17 de marzo de 2008

Me mareo

Me mareo. Me siento mareada y todo da vueltas. Busco un punto fijo en el que mantener la mirada y no lo encuentro. Busco un pensamiento en mi cabeza en el que fijar mis ideas y tampoco lo encuentro.

No veo solución y me dejo llevar. Me muevo por la habitación movida por una música que no suena. Mis ideas deambulan por mi cabeza pasando por el desayuno hasta las noticias del mediodía, pero no se consiguen detener.

Cojo el boli y un trozo de papel y trato de escribir, trato de dejar de moverme. Sentada, mi cabeza se mueve y mis pensamientos tampoco se quedan quietos.

Empiezo a escribir sin saber que quiero escribir. Empiezo a soñar sin saber soñar.

Y me paro. Dejo de escribir, dejo de moverme y dejo de pensar.

Me viene una imagen a la mente, eres tú. Releo lo escrito y sólo pone tu nombre.

Me levanto y me vuelvo a sentir mareada, pero ahora sé que eres tú el que me marea.

Salgo de casa y te busco.

Por fin tengo claro que sólo hay dos opciones: o besarte y que me devuelvas el beso; o dejarte ir y me devuelvas mis pensamientos.

Vértigo

martes, 4 de marzo de 2008

Un final

Empiezo a tener claro lo que ocurre cuando se acaba una relación de pareja. Por mucho que duela la situación cambia; aunque ninguna de las dos partes esté segura de que dejar de hablar sea lo mejor, piensan que habría que salvar la amistad pero suele ser demasiado complicado. Pasa el tiempo y se convierten en desconocidos.

Ahora me planteo otra situación, otra relación que acaba. No una relación de pareja, un relación simplemente de amistad. ¿Qué ocurre cuando acaba? Porque algunas acaban, aunque fueran muy buenas amistades durante un tiempo, a veces, los sentimientos y las situaciones hacen que no se cuente con alguien que antes hubiera sido la primera a la que llamar.

¿Qué se debe hacer? No se puede romper con alguien con quien no sales, no se puede dejar algo que no se tiene. Si se acaba, supongo que también hará falta una conversación en la que cada uno diga lo que siente, lo que quiere y lo que no siente.

¿Y después qué? No tengo claro que ocurre. La situación ha cambiado. Pero... ¿qué hacer? ¿Habrá una segunda oportunidad?

Vértigo