martes, 25 de septiembre de 2007

SUENA LA CANCIÓN

Suena la canción. Suena una y otra vez. Y cuando llega “Aunque el cielo brille mis estrellas no lloraran por ti”, ella dice la frase y le mira.

Nada tiene sentido. Están los dos solos en el bar. Ángel en la barra y Luci en una mesa. Y la misma canción empieza cada vez que se acaba.

Él la observa y deja que ella repita su frase suficientes veces. Hasta que decide devolverle la jugada. Y toma también algo prestado de la canción: “Vive sólo para ti tu vida y deja siempre para mí la herida”

Pasan los instantes. Luci siente que está diciendo la verdad y piensa que ya está Ángel culpabilizándose para sentirse mejor. Él cree que hace lo correcto y siente que ella sigue engañándose.

Se cruzaron hace demasiado tiempo, cuando sólo eran pequeños esbozos de lo que acabarían siendo. Ni Luci tenía poder, ni Ángel se sentía culpable por querer tenerlo. Se dedicaron miradas que implicaban mucho más y compartieron conversaciones con verdades. Sabían que no debían conocerse, sabían que iba en contra de su naturaleza. Y tras estar a punto de renunciar, se separaron para que cada uno siguiera su camino.

Una infinidad después volvieron a encontrarse. Cada uno había conseguido sus objetivos y ya no tenían ninguna ambición. Puede que aburridos de ser quien debían ser: Luci cansada de ser mala y Ángel cansado de ser bueno.

Esta vez las miradas fueron lo de menos. Él puso la mano en la pierna de Luci y ella cogió el cuello de Ángel. Fue raro. Él sentía que hacía algo malo y ella que era hermoso. Ambos sabían que no debían.

Siguieron coincidiendo bastantes amaneceres, hasta que el equilibrio se rompió. Ni Ángel ni Luci se sentían cómodos en su papel. Sólo estaban bien cuando estaban juntos, pero no puede ser.

Sin saber cómo, están en el bar. Separados pero mirándose. No pueden acercarse porque parece que se lo impiden. Tampoco pueden salir. Si Ángel abre la puerta, las estrellas le obligan a entrar. Si Luci sale, el sol la devuelve al interior.

La canción se repite y sólo se comunican a través de ese par de frases. No tiene sentido. Al igual que su relación, que ha provocado una situación extraña. Ya no hay buenos. Ya no hay malos.

Mientras el reloj va avanzando sus sentimientos van evolucionando. Saben que lo suyo ha acabado y que hay que restaurar el equilibrio, aunque no saben cómo.

Sigue sonando la canción, pero empiezan a perder el sentido de lo que dicen.

Hasta que sin saber cómo, dicen una frase distinta y la dicen los dos a la vez: “Busca un lugar, algo por qué luchar” Se hace el silencio y se miran sin decirse nada. Ya saben lo que deben hacer. Ángel se va a encontrar esperanza en el infierno. Y Luci a ofrecer diversión en el cielo. Tienen un nuevo objetivo.

Ya sabemos lo que pasará. El cielo se convertirá en el infierno. El infierno en el cielo. Hasta que Ángel y Lucifer vuelvan a encontrarse y la canción suene de nuevo.

Vértigo

jueves, 13 de septiembre de 2007

MIRO AL INFINITO

Cierro los ojos y te veo. Los abro y te vuelvo a ver. Miro al infinito y no te encuentro. Estás aquí pero no estás allí. Si estuvieras allí, querría que estuvieras aquí. Me confundo y te confundo. Me necesitas cuando no te necesito. Te necesito cuando no me necesitas. Miro al infinito…

El círculo se cierra y no sé si estoy dentro o fuera. Y no sé dónde estás tú. Avanzo y retrocedo. Siempre estoy en el mismo punto. Es fácil encontrarme. Sólo hay que querer.

Cierro los ojos y ya no te veo. Los abro y sigo sin verte. Miro al infinito y tampoco te encuentro. Te has marchado. Estoy dentro del círculo y tú estás fuera. Avanzo y retrocedo, pero no consigo salir. Avanzas y retrocedes, pero no consigues entrar. No quiero encontrarte, no quieres encontrarme.

Miro al infinito y no te busco. No te necesito, no me necesitas. Me siento en el suelo y construyo un mundo sin ti. Pienso, desvarío, reflexiono y sonrío. Me gusta el punto en el que estoy. Me levanto y observo a mi alrededor. Grito y nadie me escucha. Susurro y me entiendes.

Miro al infinito y me cruzo con tu mirada. Abro y cierro los ojos y te siento. Desaparece el círculo y encontramos nuestro infinito común.

Vértigo

jueves, 6 de septiembre de 2007



"La casualidad que estábamos

esperando"

Los Amantes del Círculo Polar