lunes, 17 de agosto de 2009

Hace demasiados años

Hace demasiados años se conocieron. Eran dos personas siempre rodeadas de gente, dos personas que se sentían solas. Se habían acostumbrado a la soledad, se habían resignado a no tener a alguien a quien coger de la mano.


Al conocerse nada cambió, no aparecieron destellos de esa felicidad buscada, ni mariposas en sus estómagos. Ni siquiera se dieron mucha importancia el uno al otro. Es extraño, se puede tener lo que se necesita sentado al lado y seguir buscando de frente. Ellos siguieron buscando, fracasando en cada intento, dándolo todo cada vez y perdiendo algo de sí mismos.


Con el tiempo empezaron a mirarse, primero de reojo, como no queriendo mirar demasiado. Después comenzaron las conversaciones en las que compartían sus errores, sus tristezas y hasta sus esperanzas. La confianza entre ellos creció, su amistad se transformó y cuando quisieron darse cuenta sólo pensaban el uno en el otro.


No fue fácil que lo aceptaran, que dieran el paso. Tanto tiempo soñando con encontrarse que ahora estaban asustados. Miedo por volver a fracasar, miedo por perder su amistad y sobre todo, la duda de no saber si el otro también le estaba mirando.


A pesar de todo, superaron los problemas y dejaron de sentirse solos. Por fin tenían a alguien a quien coger de la mano, y además era a quien querían coger.


El tiempo que pasaron juntos fue inolvidable, besos mágicos, paseos especiales, momentos increíbles. Se sentían distintos, estaban viviendo un sueño y era aún mejor de lo que siempre habían soñado. Sólo con mirarse eran felices y podían comunicarse sin palabras.


Tenerse cerca les hacía crecer, madurar, avanzar. Al sentirse bien eran capaces de buscar su camino, su propio camino. Se dijeron que no cambiarían pero el estar juntos les hizo cambiar. Sin darse cuenta, el amor que siempre buscaron les ayudó a encontrarse a sí mismos.


Y sin querer, la compañía mutua dejó de tener sentido. Necesitaban separarse para poder seguir creciendo, para aprender a ser felices sin alguien a quien coger de la mano.


No fue fácil que lo aceptaran, que pusieran el final que se merecía su historia. Hubo lágrimas, peleas y situaciones desagradables. Intentaron volver atrás, a cuando se contaban sus fracasos y esperanzas, no fueron capaces. Tampoco consiguieron volver a mirarse sin que doliera, a saludarse con cariño, a recordarse como buenos amigos.


Tuvieron que separarse para poder seguir con sus vidas. No fue fácil tomar la decisión pero fue lo mejor que podían hacer.


Pronto rehicieron su vida, demostrando que eran capaces de volver a sentir, dejando de buscar, simplemente encontrando. Él encontró a una chica con la que encajaba, con la que se entendía y se enamoró de ella. Resultó ser la mujer de su vida, y pudo compartir con ella millones de momentos e infinitas experiencias. Y ahora recuerda el pasado con una sonrisa, sabiendo que cambió su vida y que cambió él.


Ella siguió fracasando, cometiendo errores, yendo de relación equivocada en relación equivocada, perdiendo algo de sí misma, pero aprendiendo y disfrutando cada vez. Y ahora recuerda el pasado con una sonrisa, sabiendo que ha crecido y que no tiene de que arrepentirse.


Puede que algún día se encuentren y compartan sus esperanzas de nuevo.


Vértigo

jueves, 6 de agosto de 2009

Azul