jueves, 26 de agosto de 2010

Me tienes detrás

Te tengo delante. Veo tu espalda y si muevo el brazo podría tocarte.

Me tienes detrás. O no sabes que estoy ahí (como siempre) o no quieres saberlo.

Ayer terminé una etapa y mañana empezaré otra.

Hoy estoy viéndote y no puedo evitar repasar nuestra historia. Otra vez:

Empiezo por el final, cuando me cruzaba contigo y no te saludaba.

Aquellos días en los que moría al verte, en los que el mundo se hundía a mis pies.

El momento en el que te dije que te fueras de mi vida.

Las semanas que no fui yo, traicionándome en cada palabra que te dije, en cada letra que teclee.

El día que me rompiste el corazón en tantos pedazos que creo que nunca los encontraré todos.

Los meses que estuvimos en una nube, compartiendo besos y sueños.

Las horas de clase sin escuchar al profesor, repasando mis relatos y tus miedos.

Aquel día de verano en el que nos conocimos y no hubo flechas ni química, sólo momentos.

El principio no lo puedo cambiar. El final sí. Tengo que dar un paso hacia delante.

No estoy segura. Podría morir de nuevo, perder otro pedazo de corazón o volver a traicionarme. O podría cerrar tu historia con la misma sonrisa que siempre nos acompañó.

“¿A entregar papeles?” ¿Sí, no te había visto?”

Con una pequeña conversación en la que nos brillaban los ojos pusimos el fin de una etapa de nuestra vida.

Vértigo

domingo, 22 de agosto de 2010




"Matemáticamente el amor es un error"



Diecisiete - LUIS RAMIRO



jueves, 5 de agosto de 2010

Marta me llamó

“Marta me llamó a las seis hora española. Sólo para hablar, solo se sentía sola porque Sebas se marchó de vuelta a Buenos Aires. El dinero se acabó, ya no hay sitio para nadie”.

Suena en la radio y mis manos se van hacia el móvil para hacerte una perdida. Ya sabes que me recuerda a ti.

Justo antes de marcar dejo el teléfono donde estaba.

Casi olvido que estoy esperando que me llames, olvido que casi estamos enfadadas.

Lo recuerdo a tiempo. Igual que recuerdo infinitas historias, demasiados errores míos y tú a mi lado.

Pero… ¿las cosas cambian? Me cuesta verte en mi futuro. Me cuesta verme en el tuyo.

Miro el teléfono de nuevo, ya son semanas esperando a que llames. Cada día que pasa voy evolucionando, aunque no sé hacia donde.

Llega un mensaje. Es tuyo. ¿Cómo que un sms? ¿Dónde está tu llamada?

Te disculpas, pides perdón y dices que lo sientes.

Lo leo, lo releo y busco entre líneas. No hay nada más.

Y no sé qué hacer. Quería luchar. Quería tu llamada en la que discutiríamos, lo soltaríamos todo y lo arreglaríamos. En vez de eso tengo unas líneas a las que contestar, quizás diciendo que no pasa nada o que yo también siento que se ponga fin al “sonrisa amigos”.

Vértigo