domingo, 26 de marzo de 2017

Para ti (2)

Sigo sentada en la cama con el cuaderno y con el boli,
el ordenador al lado y la minicadena sonando, 
dudo si escribir un poema o escribirte un correo,
y me doy cuenta de las no diferencias, 
serían dos maneras de decir lo mismo.

Aunque quizás no haga falta nada,
y ya sepas lo que querría decirte,
el abrazo que me gustaría darte
y todo lo que te transmitiría en esos instantes. 

He estado tantas veces perdida
y tantas veces has estado ahí
que ahora me parece una injusticia
que no sea capaz de hacer nada por ti.

La vida nos ha llevado donde ella ha querido,
una vez dijiste que me dejaste escapar en el metro,
pero realmente fui yo la que me subí,
aunque los dos sabemos que fue lo mejor,
a veces otras posibilidades se nos pasan por la cabeza.

Y siempre, siempre, todo acaba en un instante como éste,
conmigo queriendo ayudarte y contigo ayudándome.

Sólo puedo escribirte que te imagines el abrazo
y ya sabrás lo que pretendía decirte. 


Vértigo

martes, 21 de marzo de 2017

Para ti

Una vez escribí un relato con propiedades mágicas,
el destinatario todavía lo recuerda,
aunque en alguna mudanza lo perdió. 

Era una historia con círculos,
en la que se podía volver al principio,
y lo que importaba era la buena intención,
como cuando éramos niños.

El único objetivo de aquel relato se consiguió,
era hacerle sonreír y feliz durante unos instantes,
pero hubo otros efectos no planeados,
y el amor acabó naciendo en el desierto. 

Vuelvo a coger el boli cuando ha pasado infinito,
con un objetivo igual de honesto,
no queriendo premios ni alabanzas,
simplemente buscando que tú te encuentres en mis líneas,
que vivas en mi mundo durante unos segundos,
que recuerdes que sigue mereciendo la pena.

¿Qué merece la pena?, puede que me preguntes,
una mirada puede que fuera suficiente respuesta,
no la mía, lo sabes, la de quien te espera en casa,
que te llama con cuatro letras y todo el amor,
que te hará saber que mañana saldrá el sol.

Mientras yo seguiré peleándome con el boli,
tratando de terminar un poema sin final,
porque como en aquella historia que escribí,
cuando se llega al final se vuelve al principio, 
y empezamos a hablar de historias mágicas.



Vértigo