6 de Julio de 2013
Dog & Roll
Madrid
Parece que estoy perdiendo la ingenuidad, la mirada inocente, la fe y hay quien dice que hasta los ideales. Los vértigos y los miedos me siguen acompañando y cada día vuelve a ser una aventura y cada noche un mundo nuevo.
Sábado de julio en madrid, en el que me levanto recordando las promesas que me dijiste la noche anterior, sabiendo que no me las dirás durante el día. Me sigo preguntado a qué estás jugando y me respondo diciendo que tampoco sé a que juego yo.
Sigo con mis búsquedas y con mis problemas para mantener mi camino. Fracaso de nuevo y parece que no estoy cogiendo el desvío correcto.
Llega la noche repleta de planes, de dudas y de incertidumbres. Volviendo a ser otra persona y asumiendo que puede ser tarde parar retroceder.
Dog&Roll, un escenario e infinitas ganas de escuchar a Guille Dinnbier. Alguien busca a una rubia con labios rojos y la encuentra y todo empieza a cambiar. Puede que no sea tan tarde, puede que queden ideales que recuperar.
Escucho por primera vez a Guille Dinnbier en directo. Me enamoraron sus discos y ahora lo hace en el escenario. Canto con él las canciones que suenan perfectas, que transmiten todavía más, que son auténticas. Consigue el efecto en mí que sólo consiguen algunos pocos (Isma, Quique, Luis...), que es difícil de explicar pero impresionante de sentir: cambia mi visión, creo en finales felices, en sentimientos reales, en luchas necesarias, en vidas que merecen la pena, en inocencias recuperadas y en mis viejos ideales presentes de nuevo. Guille me aporta la energía que estaba necesitando, la fuerza que me faltaba, las ganas que estaba perdiendo. Consigue que vuelva a creer en noches mágicas en las que todo es posible.
Esta vez decidiré mi camino, los errores que quiero o no quiero cometer, las mentiras que me voy a creer y las verdades que siempre diré. Jugaré contigo o no lo haré, pero asumiré mi decisión y espero que tú también lo hagas.
Siempre recordaré el concierto: mágico, especial, íntimo. Canciones desenchufadas que no necesitan nada más, palabras perfectas para presentar las canciones, madrid presente, sin miedo a mis alas rotas, terminando con la canción que le da sentido a la carrera de Guille Dinnbier, que llegará lejos, muy lejos. Sólo tienes que escuchar una canción suya para saberlo.
Sigo mi noche camino del siguiente destino con Guille Dinnbier en los cascos, no queriendo dejar de escucharlo. Los sentimientos no se marchan. Creo en la magia, aunque tus besos no sean mágicos puede que los suyos sí lo sean.
Vuelvo a casa con la gran sensación que me ha dejado el concierto. Sólo espero que Guille Dinnbier no tarde en actuar en Madrid de nuevo y yo no deje de creer en imposibles.
Vértigo
5 comentarios:
Agradecido por la crónica, Incertidumbre. Desde luego tomo buena nota.
Un saludo.
Muchas veces nos centramos en gente que en lugar de hacernos crecer nos cortan las alas, nos roban las ilusiones, la ingrnuidad y las ganas de vivir.
Normalmente tendemos a echarles la culpa y nps refugiamos.en sus brazos, en lugar de abrazarnos a otros capaces de buscar unos labios rojos o un brillo en los ojos especial.
Muchas veces, por no decir siempre, depende de.nosotros, nuestro estado de salud mental.
Cuidate. Un beso!
Gracias por la crónica, parece que hubiera estado ahí, olvidando los problemas, los desconciertos, las incertidumbres y recordando 'cuando éramos reyes' de los bares de Madrid y de sus conciertos,de sus noches sin final, donde nada o casi nada nos podía vencer.
Mientras tú estabas en ese concierto, yo, ese mismo sábado, estaba en otro concierto...un concierto donde también hubo grandes canciones, grandes descubrimiento y mucha magia, en el escenario y fuera de él... pero que se desvaneció cuando el Metro abrió sus puertas y me quedé solo en el andén.
Y es que me dan vértigo las despedidas, aunque se canten en una canción.
un beso...
Es un rincón especial. Allí por primera vez escuché un concierto de Jesús Garriga, supe lo que era escuchar una canción cantada para uno.
Allí por primera vez recité un poema en un escenario (Junto a un cantautor) y me dije que eso era posible.
Me alegro de que aquel concierto te diese algo de la magia que quitan los vértigos y las incertidumbres.
Cuídate.
El Dog&Roll es un sitio mágico, yo he tenido la suerte de estar allí desde los dos lados, en el de la tarima y en el del público y he de decir que aún siendo pequeño es un lugar enorme.
Es bueno saber que aún quedan sitios en los que el lastre que arrastramos desaparece y personas que aunque sea por unas horas nos transportan a la más pura de las felicidades.
Un abrazo.
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