Subo al cercanías cansada y busco un sitio donde sentarme.
Escucho música y miro por la ventana. Pero mi cabeza sigue en la oficina.
Respiro hondo y miro al frente, intentando centrar mi mente, volver a organizar ideas, reestructurando filosofías.
En vez de eso mi mirada te encuentra a ti. Aunque tu mirada no encuentra la mía.
Tardo unos segundos en reconocerte. Tus gestos te delatan.
Hace algunos años compartimos pasillos de instituto, algunas palabras y pocas miradas.
Has cambiado el chándal por el traje y la corbata. Y yo las zapatillas por los tacones.
Somos diferentes a quienes éramos. O al menos lo parecemos.
Te sigo buscando con la mirada, esperando un gesto cómplice que me devuelva a aquellos años en los que confiábamos en la suerte y en un futuro que nos aguardaba.
No la encuentro. No separas la vista de tu libro electrónico.
Confío en que estarás leyendo algo fascinante que merece toda tu atención. Confío en que te sigas bajando en mi parada y por fin pueda buscar en tu mirada aquel muchacho que fuiste.
Mientras, miro por la ventana, salgo de la oficina y entro en mi mundo donde puedo descansar.
Te levantas y te observo. Sigues leyendo y te sigo buscando.
Nos bajamos donde siempre y parece que te pierdo entre la gente.
Te encuentro de nuevo en las escaleras mecánicas y me sitúo a tu lado, confiando en que será el momento.
Parece que dejas de leer, pero no cierras el libro y ahora miras tu iphone mientras sujetas la funda con la boca.
No hay miradas, no hay roce, no hay nada. Me tienes al lado.
Te veo alejarte y susurro un adiós. Cruzas los tornos sin dejar de leer y por fin desapareces de mi vista.
Me quedo triste y sola y me pregunto qué ha pasado. Tanto cambiaste… o tan poco cambié yo.
Sigo mirando de frente para centrarme y tú ni siquiera sabes lo que te pierdes por no mirar hacia tu izquierda.
Vértigo
12 comentarios:
Buen relato, triste historia, pero se suele repetir a menudo. Tambien con amigos. Un abrazo.
Cuantas verdades..., y qué duro..., quizá todos nos estamos olvidado de mirar al frente y a los lados, de levantar la mirada de nuestras conexiones virtuales.
Besos
Pues el concierto fue la hostia, y me tiré todo el concierto tomando notas para hacer la crónica, el sabado haré lo propio con Luis Ramiro.
Por cierto te recomiendo que escuches a Abraham Boba en solitario que es el que le hace los coros y pianista de Nacho.
Muy bueno.
"y tú ni siquiera sabes lo que te pierdes por no mirar hacia tu izquierda"
Es increíble lo que puede llegar a hacer el tiempo... De repente un día te cruzas con alguien que en el pasado fue un pilar importante en tu vida, y lo mires por donde lo mires apenas le reconoces... O a la inversa.
Supongo que son cosas que pasan... Triste, pero cierto al fin y al cabo.
Un abrazo!
miradas complices en medios de transporte...
reconozco qe me encanta este tema!:)
El punto de inflexión se encuentra en el cambiar las zapatillas por tacones y el comenzar a vestir traje y corbata.
Besos
Ahora que frecuento cuarenta minutos de metro hasta el trabajo, me doy cuenta lo mucho que se pierde la gente por no ser capaz de mirar hacia los lados.
Pero he de decirte que, por mucho que el chaval que fuese ese hombre mereciese encontrarse con tu mirada, la persona que pasa del e-book al iphone sin mirar siquiera las escaleras mecánicas, ha dejado de ser, hace mucho tiempo, un muchacho que sueña.
Cuídate.
Tanto aparato que nos pierden y no nos ayudan a encontrarnos... Nunca.
Me recuerda levemente a una canción... pero estas historias siempre me han parecido preciosas.
Eso ocurre a menudo, sobre todo con amigos. En el instituto amigos inseparables, fotos en el tuenti... de todo. Luego te ven por la calle y ni te miran. Cuando pasa eso con alguna ex o algun ex (para las chicas
), pues puede ser distinto, porque si acabasteis mal o bien influye... saludos, buen blog, le agregare y seguire con gusto, espero tu visita! http://loscamposdepelennor.blogspot.com/
Cuando leí pensé en "Recuerdo" de Ismael Serrano.
Muy bonito
Saludos
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