Antes de leer esta historia, os recomiendo que os paséis por el blog del gran Ehse y leáis su relato Libertad y Fuego. Ha sido mi inspiración.
Gracias Ehse por dejarme robar tus ideas.
Libertad y Fuego
Cuando las noches se confunden con los días y deja de salir el sol al amanecer, puede que sea el momento de plantearse qué está pasando. Me lo habían dicho siempre, me habían advertido, lo tenía gravado en mi mente y resonaba cada vez que abría los ojos. Ignoraba mis pensamientos mientras me ponía las lentillas y me cubría de antiojeras, antiimperfecciones, antimanchas, antiarrugas y anti muestras de la vida que llevaba.
Resulta sencillo y complicado a la vez resumir aquellos años en los que parecía que las acciones se sucedían de manera natural y a la vez parecía casi imposible seguir respirando.
Se podría decir que vivía por impulsos, sin pensar y sin mirar atrás. Los presentimientos decidían por mí y conseguían que tuviera un lugar donde dormir, ropa que vestir, y comida y alcohol que consumir. No sentía que trabajaba, pero me ganaba que nada me faltara.
En medio de la pista me dejaba llevar por la música, las canciones entraban en mi cuerpo y me movía sintiendo cada nota. A veces había bebido, otras no. Siempre había estado con alguien antes y siempre me esperaba compañía después. Pero mientras bailaba me sentía totalmente yo, totalmente libre. La sensación hacía que mereciera la pena estar perdiendo todo lo que una vez me importó y estar ganando cicatrices que ya nunca se irían. La música y mi cuerpo siendo uno. Mi alma viajando libre. Sentir que decidía mi destino y que nada podría impedirme ser feliz.
Al terminar la canción recordaba que nada era del todo cierto, pero seguía creyendo que tampoco era del todo mentira.
Las noches que no conseguía que ningunos brazos me convencieran para irme con ellos, que me daba miedo la luna y que recordaba que la música no siempre sonaba, acudía a él, que se había convertido en mi diana particular a la que apuntar cuando más perdida me encontraba. Me recibía con la mirada dulce, su ausencia de reproches, un chocolate caliente y una manta para protegerme. No sé qué tipo de relación pensaba él que teníamos; sé que ni una sola vez me dejó tirada en la calle.
A veces me besaba, le devolvía el beso y acabábamos compartiendo manta y caricias. Otras se mantenía en el sofá de al lado, atento a mí, a mis pensamientos, a mi manera de sentarme en el sofá como si quisiera esconderme. Siempre me decía que tuviera lindos sueños.
Por la mañana intentaba huir sin despertarle, pero nunca lo conseguía. Me despedía con un beso en la mejilla y un "buena suerte".
Volvía a mi rutina, a mis noches eternas, a la música sonando y mi cuerpo bailando. Libertad y fuego quizás podrían resumir aquellos años. El fuego me quemaba las entrañas y me hacía ser intensa. Y era libre, tan libre que pude decidir que quería morir joven y dejar un bonito cadáver.
Vértigo
7 comentarios:
"La sensación hacía que mereciera la pena estar perdiendo todo lo que una vez me importó y estar ganando cicatrices que ya nunca se irían."
es el precio a pagar por tener la libertad y sentir el fuego en tus entrañas.
Creo que sólo hay dos ocasiones en las que realmente te da igual morir joven y dejar un bonito cadaver. Cuando crees que lo tienes todo y cuando crees que no puedes perder más cosas y que aguantar no es suficiente.
La cara y la cruz. La cruz y la cara.
Hay gente que está ahi siempre que lo necesites, porque es capaz de darse sin mas pretensión que ayudar al otro. Otros, sólo por un tema de simbiosis, y realmente yo no soy quién para decidir cual es mejor.
Cuidate vértigo!
Un saludo
Que siga la música
que no pare el baile
que queme el fuego
y que la libertad te acompañe
por siempre...
Te leo a ti, leo a Ehse y sólo puedo decir que siento cada palabra que escribis porque yo también he vivido así y vuelvo a vivir así.
Besos
La libertad reside muchas veces en el difícil equilibrio entre ser y quemarse en los intentos de vivir.
Añades un matiz muy interesante al relato de Eshe. Me gusta la combinación.
Aprovecho para dejarte un abrazo, y desear que todo te vaya muy bien.
Cuídate mucho.
La verdad es que veo en este relato los puntos en común que tiene con el mío (y algún detalle interesante) pero sin duda alguna, se nota que es completamente tuyo, es tu estilo el que se deja ver por todas partes.
Muy, muy bueno.
Un abrazo!
Otro punto de vista muy bueno al que nos aporta Ehse.
Me ha gustado mucho.
Abrazos.
Muy interesante, completamente distinto al de Ehse. Aunque con puntos comunes, este es menos eufórico, más doloroso quizá.
Aunque entenderlos, los siento y entiendo los dos por igual.
¡Un saludo!
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