domingo, 1 de enero de 2012

Correo enviado

(...)


Miro el 2011 y hay tantos momentos que me sacan una gran sonrisa..


Los viajes: sonando vértigo en una buhardilla y cenando crepes (este año te visito en madrid!); buscando una rana con patitas (estuvo muy bien!); regreso a la playa; una buena feria (y unos grandes chicos!!!); perdidas (y encontradas) entre iglesias y el mar (aquí tengo mi dinosaurio..); nuestro primer viaje juntas (inolvidable.. no será el último.. chof, chof, chof…) y para terminar córdoba..


Y por supuesto, madrid, tantos momentos que me sacan más que una sonrisa: paseos por el barrio (unas bravas alioli?), pelis, partidos del estu, conciertos, piruletas, mi cumple, la mordida, tu cumple (cifra redonda, con tu familia y tus amigos..), sábados por la mañana, tardes de verano, paseos hasta atocha (este año será más largo…), compras, aperitivos, día de spa (echo de menos aquella etapa en la que buscaba contigo a mi lado), celebrando tu vuelta a madrid, comidas de tupper, bocatas en el retiro, tés de media tarde, los jerónimos, buscando juguetes en el corte inglés, sms mandando besos, correos imposibles, llamadas, tus visitas a madrid, cenas de navidad, días de oficina, noches de fiesta…


Miro el 2012 y empiezo a planear… esta noche cenando y brindando…


Y sigo planeando: conocer tu casita con su puerta azul, viajes pendientes (dijimos cuenca?), vuelta a Zaragoza, celebración de tu fin (en abril nos escapamos!), visitar tu tierra (y conocer a tu gente… tengo muchísimas ganas…), las bodas…


De nuevo aparece madrid.. porque espero que sigamos con nuestros paseos por el barrio, compartiendo ofertas (y mucho más..) nuestros lavados de dientes, nuestras noches y nuestros días, compartiendo millones de momentos.. y que dentro de un año vuelva a repasarlos con vosotros…


No puedo escribiros hoy sin nombrar el tema que siempre me ronda. Ya sabéis, mis dudas, mis miedos… No saber si al crecer me estoy traicionando a mi misma no siendo la persona que siempre quise ser… La verdad es que cada año resulta más complicado… y no sé si es porque lo estoy haciendo bien o lo estoy haciendo mal… ya lo iremos viendo…


(...)


(...)


Termino como siempre (robando una frase a isma): espero que en vuestras ventanas luzca el sol cada mañana.


Feliz 2012.



Vértigo


sábado, 24 de diciembre de 2011

Mirada triste (IV)

Nos recibe con su mejor sonrisa y un abrazo sincero. Se le nota que le cuesta creerse que hayamos atravesado nubes para estar con él.


Sigue presente su mirada triste pero se escapa algo de ilusión de sus ojos.


Nos coge de la mano y nos enseña su tierra: una ciudad, un puente, una santa, unos lagos, el mar, su casa y otra ciudad.


Le acompañamos debajo del paraguas y debajo del cielo nublado. Le seguimos hasta donde él nos diga sin soltarnos de su mano.


Descubrimos su tierra y su pasado: un paisaje y un álbum de fotos, de aquellos días en los que no tenía mirada triste.


Le miro y empiezo a entender. Conozco su historia, su vida, sus lágrimas. Le conozco un poquito más.


Seguimos de su mano paseando por sus recuerdos e intentando que construya recuerdos nuevos que le saquen una sonrisa.


Nos reímos sin motivo, sonreímos con razones, hablamos de más y callamos al mirarnos.


Quizás su mirada triste ya forme parte de él y lo último que pretendo es cambiarle. Sólo quiero que sea feliz.


Nos despide con una gran sonrisa y un abrazo eterno. Se le nota que le cuesta creer el fin de semana que hemos pasado.


Se nos nota que habrá un antes y un después. Su mirada no será menos triste pero sabrá que puede contar con nosotras.


Vértigo



domingo, 18 de diciembre de 2011

Días rojos

Audrey en “Desayuno con diamantes” habla de los días rojos, aquellos en los que se tiene miedo sin saber por qué.


Hoy puede que sea uno de esos días.


No hay motivos, no hay razones, no hay problemas. Ni siquiera hoy siento grandes traumas.


No te echo de menos más de lo habitual, ni te quiero besar con más fuerza.


Como cualquier día intento no traicionarme, escucho el silencio y sonrío por los pasillos.


Si nada es diferente, ¿por qué es un día rojo?


Quizás tuviste suerte y nunca tuviste uno. Si lo tuviste no hace que te lo explique. Aunque resulta tan complicado explicarlo…


Esta mañana me defendí diciendo que me disculparan sin lloraba, ya que mis ojos tenían el día extraño (no quise decir rojo, ni que no eran mis ojos, sino que era yo).


Sin querer saltan las lágrimas, sin un sentimiento de tristeza concreto, sin un dolor punzante, sin un motivo.


Y parece que me cuesta respirar, una angustia interior lo impide, o al menos lo intenta.


Es un día rojo. Tengo miedo sin saber por qué.


Me iré a dormir pronto y confiaré en que mañana el día sea de otro color.



Vértigo


domingo, 11 de diciembre de 2011

Dulce

domingo, 27 de noviembre de 2011

Vuelvo

Vuelvo de un finde lejos de aquí y sigo encontrando mi ciudad, que espera entre lluvias y sueños.


Vuelvo llena de recuerdos, de sitios visitados en mi cabeza, de lugares mágicos y de aventuras imposibles.


Vuelvo distinta, más melancólica (como estos días de lluvia), más calmada, más pendiente de ti.


Miro hacia atrás y recuerdo lo vivido. Pero me quedo con las sensaciones, con los sentimientos, con los abrazos.


Días intensos, risas incontroladas, lágrimas a punto de caer, miradas que lo dicen todo.


No me hubiera soltado nunca de ese abrazo, hubiera perdido ese avión.


Por primera vez comprendí a Isma odiando los aeropuertos.


Despegando conteniendo la respiración, volando estando en las nubes, aterrizando sin poner los pies en la tierra.


En Madrid repaso fotos y sentimientos. Debajo del paraguas nos recuerdo lejos.


Mando sms, correos, postales dando las gracias. No por compartir el viaje conmigo, por compartir la vida.


Vértigo



miércoles, 16 de noviembre de 2011

domingo, 6 de noviembre de 2011

Llueve

Por fin llueve en Madrid.


El otoño que no quería llegar se deja ver, aunque la primavera todavía no se ha marchado y yo sigo con mis zapatos de verano fuera del armario.


Coloco los botines de invierno al lado y pienso cuales me pondré mañana. Llueva o no, sé que saldrá el sol.


Me acurruco debajo de la manta y escucho la lluvia, mojando el parque, mojando las casas, mojándome a mí.


Planeo una huída. No al sur, sino al norte, donde encontraré más frío, más agua y otros aires.


Madrid me esperará, me recibirá con un lunes extraño, en el que entre sueños y recuerdos iré al trabajo.


Habrán sido dos noches fuera. Sólo dos.


Nadie notará el cambio. Pero volveré y los zapatos de verano estarán dentro del armario.


Vértigo