Hoy te echaré de menos. Diré que tenías algo que me gustaba, que hubiera querido conocerte. Que hubiera estado dispuesta a que me conocieras. Aunque seguramente no es verdad. Conocerías a la persona que querría que conocieras, pero no a mí. No te hablaría de mis miedos, de mis vértigos, de las lágrimas por las noches ni de mi corazón roto. Sabrías de mi sonrisa, de mi optimismo, de mi confianza. Sería suficiente para que te enamoraras de mí, como ya lo hicieron otros que tardaron poco en olvidarme.
Podríamos haber jugado a ser felices. Agarrarías mi cintura y yo te besaría. Nos diríamos todas las frases hechas y nos las creeríamos. Habría un instante en el que sólo existiríamos nosotros. Puede que por ese segundo, te hubiera merecido la pena luchar por mí. A pesar de que después nos alejaríamos y nos convertiríamos en un recuerdo el uno del otro.
Te has marchado antes de que nada pudiera pasar, sin darme los besos que te pedí, sin darme tiempo para cumplir las promesas que te hice. Me has dejado aquí, entre mis historias y mis búsquedas, preguntándome de nuevo que pude hacer mal contigo. Aunque puede que el problema sea la pregunta y quizás deba decir que hice bien contigo para que supieras que todo podría ser sencillo a mi lado si no me conocías pero si lo hacías podrías estar subiendo a una montaña rusa.
Debiste entenderlo y decidiste que no querías. Hoy te estoy echando de menos. Mañana ya no lo haré. Volveré a ilusionarme con alguien que me sonría, a creer que estaré dispuesta a dejar que me conozca y él querrá luchar por mí. Lucharé por él. Y no pasará nada si ninguno lo hacemos, le echaré de menos y pasaré al siguiente.
Vértigo