jueves, 18 de julio de 2013

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Hoy te echaré de menos. Diré que tenías algo que me gustaba, que hubiera querido conocerte. Que hubiera estado dispuesta a que me conocieras. Aunque seguramente no es verdad. Conocerías a la persona que querría que conocieras, pero no a mí. No te hablaría de mis miedos, de mis vértigos, de las lágrimas por las noches ni de mi corazón roto. Sabrías de mi sonrisa, de mi optimismo, de mi confianza. Sería suficiente para que te enamoraras de mí, como ya lo hicieron otros que tardaron poco en olvidarme. 

Podríamos haber jugado a ser felices. Agarrarías mi cintura y yo te besaría. Nos diríamos todas las frases hechas y nos las creeríamos. Habría un instante en el que sólo existiríamos nosotros. Puede que por ese segundo, te hubiera merecido la pena luchar por mí.  A pesar de que después nos alejaríamos y nos convertiríamos en un recuerdo el uno del otro.

Te has marchado antes de que nada pudiera pasar, sin darme los besos que te pedí, sin darme tiempo para cumplir las promesas que te hice. Me has dejado aquí, entre mis historias y mis búsquedas, preguntándome de nuevo que pude hacer mal contigo. Aunque puede que el problema sea la pregunta y quizás deba decir que hice bien contigo para que supieras que todo podría ser sencillo a mi lado si no me conocías pero si lo hacías podrías estar subiendo a una montaña rusa.

Debiste entenderlo y decidiste que no querías. Hoy te estoy echando de menos. Mañana ya no lo haré. Volveré a ilusionarme con alguien que me sonría, a creer que estaré dispuesta a dejar que me conozca y él querrá luchar por mí. Lucharé por él. Y no pasará nada si ninguno lo hacemos, le echaré de menos y pasaré al siguiente.



Vértigo

martes, 9 de julio de 2013

Guille Dinnbier

6 de Julio de 2013
Dog & Roll
Madrid



Parece que estoy perdiendo la ingenuidad, la mirada inocente, la fe y hay quien dice que hasta los ideales. Los vértigos y los miedos me siguen acompañando y cada día vuelve a ser una aventura y cada noche un mundo nuevo. 

Sábado de julio en madrid, en el que me levanto recordando las promesas que me dijiste la noche anterior, sabiendo que no me las dirás durante el día. Me sigo preguntado a qué estás jugando y me respondo diciendo que tampoco sé a que juego yo. 

Sigo con mis búsquedas y con mis problemas para mantener mi camino. Fracaso de nuevo y parece que no estoy cogiendo el desvío correcto. 

Llega la noche repleta de planes, de dudas y de incertidumbres. Volviendo a ser otra persona y asumiendo que puede ser tarde parar retroceder. 

Dog&Roll, un escenario e infinitas ganas de escuchar a Guille Dinnbier. Alguien busca a una rubia con labios rojos y la encuentra y todo empieza a cambiar. Puede que no sea tan tarde, puede que queden ideales que recuperar.

Escucho por primera vez a Guille Dinnbier en directo. Me enamoraron sus discos y ahora lo hace en el escenario. Canto con él las canciones que suenan perfectas, que transmiten todavía más, que son auténticas. Consigue el efecto en mí que sólo consiguen algunos pocos (Isma, Quique, Luis...), que es difícil de explicar pero impresionante de sentir: cambia mi visión, creo en finales felices, en sentimientos reales, en luchas necesarias, en vidas que merecen la pena, en inocencias recuperadas y en mis viejos ideales presentes de nuevo. Guille me aporta la energía que estaba necesitando, la fuerza que me faltaba, las ganas que estaba perdiendo. Consigue que vuelva a creer en noches mágicas en las que todo es posible.

Esta vez decidiré mi camino, los errores que quiero o no quiero cometer, las mentiras que me voy a creer y las verdades que siempre diré. Jugaré contigo o no lo haré, pero asumiré mi decisión y espero que tú también lo hagas.

Siempre recordaré el concierto: mágico, especial, íntimo. Canciones desenchufadas que no necesitan nada más, palabras perfectas para presentar las canciones, madrid presente, sin miedo a mis alas rotas, terminando con la canción que le da sentido a la carrera de Guille Dinnbier, que llegará lejos, muy lejos. Sólo tienes que escuchar una canción suya para saberlo.

Sigo mi noche camino del siguiente destino con Guille Dinnbier en los cascos, no queriendo dejar de escucharlo. Los sentimientos no se marchan. Creo en la magia, aunque tus besos no sean mágicos puede que los suyos sí lo sean.

Vuelvo a casa con la gran sensación que me ha dejado el concierto. Sólo espero que Guille Dinnbier no tarde en actuar en Madrid de nuevo y yo no deje de creer en imposibles.


Vértigo

miércoles, 3 de julio de 2013