jueves, 28 de julio de 2011

Miro

Se nota más frío que otras mañanas, puede que sea por el viento.


Me resguardo en la parada del autobús esperando un nuevo día.


Subo y lo descubro más vacío, menos gente, menos movimiento.


Encuentro asiento mirando al infinito y por una vez no dudo en sentarme.


El sol entra y sonrío.


Parece que nada es muy distinto a ayer aunque sienta que nada es igual.


Sigo en mi mundo avanzando sin prisas, realizando las paradas necesarias y continuando mi camino.


Miro a mi izquierda y les encuentro. Están empezando a moverse, despiertan con la luz del sol. Noto su calma, su serenidad, su confianza. Se mueven en medio del bullicio como si estuvieran aislados y nada les perturbara, sólo la realidad.


Están recogiendo, guardando sueños y promesas en mochilas infinitas.


La policía les observa con cierta envidia, la misma que tengo yo, mientras ellos continúan despertando.


Me bajo del autobús y miro hacia atrás, dudando hacia dónde debo ir.


Llego al trabajo sabiendo que gracias a ellos todo es diferente. Leo las noticias que dicen que la policía les está desalojando. No saben lo que dicen. Los indignados continúan su marcha.


Vértigo



lunes, 18 de julio de 2011

Mirada triste

Mirada triste. Le puedo definir así. Como una bonita mirada triste, si es que una mirada triste puede ser bonita.


Le conocí porque había que conocerle y mis ojos buscaron los suyos que escapaban de todo.


El destino nos cruzó una tarde y al menos pude mirarle despacio.


Una vida dura, un pasado extraño, sueños inalcanzables… No pude saber cuál era el motivo de su mirada.


Pude saber de su nueva vida, de un futuro que está empezando.


Quise conocerle más, descubrirle nuevas sonrisas.


Las circunstancias nos ayudaron y fui colándome en sus ojos, encontrando muros y pasadizos, timidez y dolor.


La vida no había sido como tenía que ser y él había aprendido a aparentar estar bien para no preocupar.


Pero no puede evitar la mirada triste que yo le quiero quitar.


Vértigo