domingo, 31 de enero de 2010

Noche

La noche empieza delante del espejo, línea en el ojo, rimmel y sombra oscura. Movimiento de pelo y ensayo de mirada felina.

Después algo de tacón y un poco de escote, dulce colonia en las muñecas y brillo en los labios. Estoy preparada para darlo todo.

Una casa, pizza y tortilla. Se abren regalos, se hacen fotos y se canta el cumpleaños feliz. Un poco de tarta y un ron con limón. Un sándwich de nocilla mientras se escucha algo de música. “Marta me llamó a las seis hora española, sólo para hablar, sólo se sentía sola”. Hago una perdida a una amiga que sonreía en un concierto con esta canción.

Un poquito más de tarta y una copa más. Empiezo a perder la cuenta.

Algo de brillo en los labios y preparados para continuar la noche.

Bailes, risas, abrazos, besos. Canción tras canción que no recordaré. Suenan acordes conocidos y sonrío, aunque el sitio de mi recreo me produce sentimientos confusos.

Otra canción que también olvidé y vuelvo a bailar. Cantamos de nuevo el cumpleaños feliz y se hacen más fotos. Estamos pasándolo bien.

El rimmel empieza a correrse, la sombra a difuminarse y ni se intuye el brillo de labios.

Más abrazos, más miradas cómplices perdidas, menos miradas al móvil buscando perdidas.

Todavía es pronto. Miro la hora, las cuatro y media. Aunque parece que nada cambiará.

Hasta que reconozco las primeras notas de una canción. No puede ser, sería demasiado pedir. Empiezo a cantar. “Casandra vio en sueños el futuro”. Mis amigos no la conocen. Me da igual. Sigo cantando, sonriendo, bailando. “Creo en ti Casandra. No estás sola”.

Se acaba la canción y yo sigo sonriendo. Suena una canción cualquiera y vuelvo al mundo. A dar abrazos, besos y a hacer fotos.

No queda demasiado para que salga el sol. Busco un taxi y vuelvo a casa.

La noche termina delante del espejo, eliminando los restos de maquillaje y observando mi cara de sueño. Pero no puedo evitar sonreír recordando que Ismael Serrano sonó a las tantas en un local de moda de madrid y que pude gritar “Creo en ti Casandra”.

Vértigo

martes, 26 de enero de 2010

Supermercado

Camino por el supermercado buscando el aceite, lo han vuelto a cambiar de sitio. Miro a la derecha, miro a la izquierda y no aparece. Me cruzo con carros repletos de comida y con personas encontrando lo que buscan, no consigo ser una de ellas.

Sigo buscando y de repente algo suena que me es conocido. Reconozco las primeras notas, las primeras palabras y dudo si sólo lo oigo yo. Pero no, está sonando en todo el supermercado que empieza a parecer un lugar distinto.

Empiezo a cantar con la canción “eres pequeña como una estrella fugaz, como el universo antes de estallar” y siento que me lo canta a mí.

Dejo de buscar y encuentro el aceite a la vez que sigo escuchando.

Sigo caminando por el supermercado y se acaba la canción. Parece que todo volverá a ser como cuatro minutos antes, pero no, algo ha cambiado. Yo he cambiado.

Y llego a casa pensando que Ismael Serrano debería sonar siempre en el super mientras hago la compra.


Vértigo

lunes, 18 de enero de 2010

Bailan

Bailan despacio. La música empieza a ser más rápida cada segundo y ellos se adaptan al ritmo. Bailan rápido. La música se ralentiza y ellos con ella.

La música deja de sonar y ellos se paran. Quietos, inmóviles, se miran. Si un instante más siguieran sin moverse empezarían a pensar. Avanzan el uno hacia el otro.

Se cogen de la mano y la música vuelve a sonar, ellos bailan de nuevo.

Están bien, están cómodos, bailar cogidos de la mano les gusta. Bailan más rápido, más despacio. Bailan.

La música se para y ellos también. Se miran, se sueltan. Si se siguieran mirando empezarían a odiarse. Avanzan alejándose el uno del otro.

La música vuelve a sonar y cada uno baila sin mirarse. Bailan rápido, no consiguen bailar despacio.

Dejarán de bailar, volverán a acercarse, bailarán juntos y se volverán a separar. Y yo me preguntaré si las cosas siempre son así.


Vértigo

domingo, 10 de enero de 2010

No entiendo

No entiendo por qué me dices que lo sientes. No lo entiendo.

Quiero saber por qué lo dices.

Quiero saber qué pasa por tu cabeza y qué pasaba por tu cabeza cuando me cogías por la cintura, cuando me hablabas al oído, cuando desvariabas sobre las relaciones, cuando me llamabas para quedar, cuando me proponías viajes imposibles, cuando aparecías con regalos perfectos, cuando me mirabas como si el mundo se estuviera parando.

Quiero saber qué pensabas entonces, qué era yo para ti y qué no era.

Porque también quiero saber qué pensabas cuando me dejaba coger y bailaba contigo, cuando te escuchaba embobada, cuando te llevaba la contraria, cuando te decía que no podía pero que me encantaría, cuando te sonreía por todo, cuando te miraba como si el mundo se fuera a parar.

Ya sé que todo esto fue hace tiempo y que el tiempo cambia las cosas, las cambió para mí y supongo que para ti también.

Y lo entiendo, lo que no entiendo es por qué ahora me miras como si nunca hubiera pasado nada, como si sólo fuera una niña caprichosa que se montó una película, como si te molestara que hubiera soñado contigo, como si mis palabras no valieran nada.

Dices que lo sientes y yo no lo entiendo, aunque empiezo a creer que nunca fuiste la persona que creí.

Vértigo

martes, 5 de enero de 2010

viernes, 1 de enero de 2010

Correo enviado

...

Hace un año estaba delante del ordenador mirando al 2008 y pensando en el 2009, en todo lo que esperaba de él. Y os decía que tenía dos objetivos muy claros y unos cuantos más difusos. Esos dos objetivos se cumplieron...

...

Reconozco que además ha habido muchos momentos buenos...

...

Recuerdo parís...

...

Recuerdo una comida en un japonés cogiendo los platos que no se estaba quietos. Recuerdo una tarde tumbaba en el césped en frente de correos.

Recuerdo el verano, descubriendo nuevos lugares y disfrutando de los viejos.

...

Claro que recuerdo ese café con leche desnatada y sacarina.

...

Recuerdo whiskys dobles, probar el bourbon, conciertos con buena compañía, museos, visitas por Madrid, aperitivos a las 12, paseos por el barrio, cenas y comidas en el vips (con reencuentros y despedidas incluidas), momentos eléctricos, partidos del estu, conversaciones de messenger, mensajitos de tuenti, sms acordándome de alguien, llamadas perdidas, correos enviados, noches eternas…

Y recuerdo tantas cosas que podría seguir escribiendo durante toda la noche… y seguro que me olvidaría algunas…

...

Además tengo presentes mis objetivos no cuantificables, ya sabéis, que hacerme mayor no implique renunciar a mis ideales, a mi manera de mirar el mundo, a mi misma… Los mismos de los que hablaba hace un año, y que esta noche siguen ahí, aunque por una vez no me apetezca desvariar de ellos, puede que no sea buena señal… o sea buena saber que siguen ahí… ya veremos…

...

El año que viene espero estar de nuevo delante del ordenador escribiéndoos como fue el 2010, bueno, haciendo balance, porque espero que ya sepáis como me ha ido…

Y también espero que en el 2010 todo os vaya muy bien, que consigáis vuestros objetivos (sea cuales sean, cuantificables o no, sencillos o complicados), y sobre todo que el 2010 sea como vosotros queráis que sea.

Y por supuesto, que en vuestras ventanas luzca el sol cada mañana…

...

Vértigo