lunes, 26 de agosto de 2013

Caminos

Sábado noche sin ganas de dormir,
sin querer llamarle,
sin llorar por los besos que no me dio,
sin echar de menos los abrazos recibidos,
sin pensar ni lamentar.

La luna colándose por la ventana,
las sábanas ya no huelen a nadie,
los zapatos de tacón por el suelo,
el vestido colocado en la silla,
y los recuerdos guardados en el armario.

Negándome a planear noches,
a estructurar días y vacaciones,
a organizar la vida que dicen que viva,
a querer tener lo que debería querer.
a aceptar el camino sencillo.

El camino complicado no me quiso,
hubiera luchado por intentarlo.
Por conseguir que sonriera,
que fuera feliz a mi lado,
hubiera olvidado mis miedos.

Me escribes y se para el mundo.
Dudas si sigues teniendo ese efecto
y yo quiero que dudes.
Eres el camino imposible,
el que nunca será,
el que siempre me tentará.

Sigo sin querer pensar,
pero empiezo a recordar tus besos.
lo que siento cuando me miras,
tenerte a mi lado y sonreír,
creer en sueños cumplidos,
en imposibles posibles.

No te contesto porque no debo,
no te contesto porque no debes,
las dudas son las correctas,
y el camino sencillo no se lo merece,
ni el tuyo ni el mío,
el común nunca ha existido.

Con la luna presente entro en la cama,
me preguntó con quien soñaré:
el camino sencillo que apuesta fuerte,
el camino complicado que juega,
o el camino imposible con el que dudo.

Habrá más sábados y más sueños,
ganas de hacer llamadas
y besos que me darán.
Caminos que no seguir
y pasadizos que encontrar.

Vértigo

lunes, 12 de agosto de 2013

CantauTorre

10 de Agosto de 2013
Torre de Juan Abad


Primer festival de CantauTorre y primer viaje en busca de canciones en directo. Torre de Juan Abad nos esperaba y las dudas me iban asaltando durante el camino, preguntándome qué me encontraría allí y qué podría perder en Madrid si los miedos me invadían al llegar la noche.

Durante el viaje bares imposibles, calores que matan, gazpachos que reviven y melenas que se transforman. Nada parece imposible y la desconexión se hace real. Unos instantes consigo ni recordarle ni recordarte. Dejo de mirar el móvil y me centro en los pueblos que no quieren que nos marchemos.

Llegamos a la plaza de Torre de Juan Abad siguiendo las indicaciones. El ambiente de concierto se va sintiendo paulatinamente hasta que el primer grupo empieza a tocar. Otro grupo les sigue e invitan a subir a Luis Ramiro para cantar besos de hilo y empiezo a sentir.

Jpelirrojo y Curricé crean un espectáculo lleno de risas y buenas sensaciones: cantan, sonríen, hacen un rap que llega hasta a los no seguidores. 

Nos acercamos a primera fila con ganas de escuchar a nuestros cantautores. Empieza Luis Ramiro, sorprendiendo con canciones que no suele tocar. Canta En círculos y aunque no lo dice, siento que es para mí y brindamos por ello. Es el concierto soñado de Luis Ramiro, estamos cerca del escenario, es él y la guitarra (no necesita nada más) y estamos de pie pudiendo cantar, bailar, movernos… Aunque resulta corto y me quedo con más ganas de él, de más canciones, de más sentimientos (sin el tiovivo parece que es un concierto sin terminar).

Vuelve a conseguir que mire el mundo de manera más intensa, que sienta, que quiera luchar o no luchar, pero siendo consecuente conmigo misma. Ya ni recuerdo que él no está y sólo pienso en ti. Te escribo y te digo que te echo de menos y por una vez tengo claro que es nuestro momento y que debemos intentarlo. Los dos nos merecemos una oportunidad y no puedo culparte por no jugar conmigo como lo hizo él. 

Sube Rafa Pons al escenario, al que nunca antes había escuchado. Con la primera canción me conquista y durante el resto de actuación me va enamorando. Sus letras, su voz, su actitud. Consigue  emocionarme y hacerme reír. Bailamos con él y nos deja con una gran sonrisa en la cara. Grande Rafa Pons, muy grande.

Termina el concierto con Marwan, al que veo por segunda vez en directo y al que le daré todas las oportunidades que hagan falta hasta convertirme en su fan. Reconozco que tiene todo lo necesario para que lo sea, sólo falta que encontremos nuestro momento y todavía no ha llegado.

Comentamos el festival sabiendo que ha sido una noche para no olvidar, que esperemos que el año que viene se repita y podamos volver.

Domingo de vuelta a madrid sigo analizando, pensando, sintiendo: sabiendo que ha sido el fin de semana que necesitaba, que he tenido la mejor compañía que podía desear, que he aprendido, que he vivido, que no sólo ha sido un concierto. Mi semana empezó con fracasos, con búsquedas que no consigo dejar, con dudas y hasta con lágrimas. Termina sonriendo, con dos manzanas que han viajado, con buenos recuerdos y grandes conversaciones en mi cabeza. Seguiré con mis búsquedas, con mis cambios, asustándome y agobiándome, diciéndote que quiero verte y saliendo corriendo cuando me lo digas tú. Y seguiré planeando conciertos en los que será importante quien actúe (¿cuándo tocará Rafa Pons en Madrid?), pero lo será mucho más quien estará a mi lado para brindar. Tengo muy claro quien quiero que sea.

Vértigo

viernes, 2 de agosto de 2013

Libertad y Fuego

Antes de leer esta historia, os recomiendo que os paséis por el blog del gran Ehse y leáis su relato Libertad y Fuego. Ha sido mi inspiración.

Gracias Ehse por dejarme robar tus ideas. 

Libertad y Fuego

Cuando las noches se confunden con los días y deja de salir el sol al amanecer, puede que sea el momento de plantearse qué está pasando. Me lo habían dicho siempre, me habían advertido, lo tenía gravado en mi mente y resonaba cada vez que abría los ojos. Ignoraba mis pensamientos mientras me ponía las lentillas y me cubría de antiojeras, antiimperfecciones, antimanchas, antiarrugas y anti muestras de la vida que llevaba.

Resulta sencillo y complicado a la vez resumir aquellos años en los que parecía que las acciones se sucedían de manera natural y a la vez parecía casi imposible seguir respirando.

Se podría decir que vivía por impulsos, sin pensar y sin mirar atrás. Los presentimientos decidían por mí y conseguían que tuviera un lugar donde dormir, ropa que vestir, y comida y alcohol que consumir. No sentía que trabajaba, pero me ganaba que nada me faltara. 

En medio de la pista me dejaba llevar por la música, las canciones entraban en mi cuerpo y me movía sintiendo cada nota. A veces había bebido, otras no. Siempre había estado con alguien antes y siempre me esperaba compañía después. Pero mientras bailaba me sentía totalmente yo, totalmente libre. La sensación hacía que mereciera la pena estar perdiendo todo lo que una vez me importó y estar ganando cicatrices que ya nunca se irían. La música y mi cuerpo siendo uno. Mi alma viajando libre. Sentir que decidía mi destino y que nada podría impedirme ser feliz.

Al terminar la canción recordaba que nada era del todo cierto, pero seguía creyendo que tampoco era del todo mentira. 

Las noches que no conseguía que ningunos brazos me convencieran para irme con ellos, que me daba miedo la luna y que recordaba que la música no siempre sonaba, acudía a él, que se había convertido en mi diana particular a la que apuntar cuando más perdida me encontraba. Me recibía con la mirada dulce, su ausencia de reproches, un chocolate caliente y una manta para protegerme. No sé qué tipo de relación pensaba él que teníamos; sé que ni una sola vez me dejó tirada en la calle.

A veces me besaba, le devolvía el beso y acabábamos compartiendo manta y caricias. Otras se mantenía en el sofá de al lado, atento a mí, a mis pensamientos, a mi manera de sentarme en el sofá como si quisiera esconderme. Siempre me decía que tuviera lindos sueños.

Por la mañana intentaba huir sin despertarle, pero nunca lo conseguía. Me despedía con un beso en la mejilla y un "buena suerte". 

Volvía a mi rutina, a mis noches eternas, a la música sonando y mi cuerpo bailando. Libertad y fuego quizás podrían resumir aquellos años. El fuego me quemaba las entrañas y me hacía ser intensa. Y era libre, tan libre que pude decidir que quería morir joven y dejar un bonito cadáver.


Vértigo