lunes, 25 de marzo de 2013

Luis Ramiro – Puntos suspensivos



20 de Marzo de 2013
Libertad 8
Madrid

Tengo que reconocer que le prometí a alguien que volvería a saber de mí, que después del concierto de Luis Ramiro en Libertad 8 sería capaz de pedirle una oportunidad, confiando en que las canciones me cambiarían y me darían el valor suficiente para hacer las cosas bien.

Mi cuerpo, mi alma, mis entrañas decidieron un día antes que era el momento de soltarlo todo. A su manera, con su propio lenguaje, que no suelo compartir pero que supongo también forma parte de mí, ignorando lo que mi cabeza gritaba, intentaron que él quisiera estar a mi lado, conocerme y dejarse conquistar. No usaron palabras bonitas, no fue dulce ni tierno, lucharon con las armas que creían que tenían y fracasaron. La respuesta no fue la esperada y encontraron palabras desagradables de vuelta, de alguien que no quería intentarlo ni que lucharan por él, de alguien que no quería darme una oportunidad.

Punto final de una historia de la que no habrá más capítulos, ni más lágrimas, ni más batallas que perder.

Sin sentido, sin motivo, sin razón, te escribí. Con el corazón, con el alma, desde donde viven los sentimientos, desde dentro. Pensando que seguirías sin escucharme, que nada cambiaría, que seguiríamos donde llevamos meses estando, contigo desaparecido de mi vida y yo con preguntas en el aire.

Pasó lo que había dejado de soñar que pasaría. En un instante mi corazón dio un vuelco, todo cambió, mi mundo empezó a girar más rápido dudando si pararía. Contestaste y tus palabras se quedaron retumbando en mi cabeza. Una disculpa, una explicación. Una puerta sin abrir pero sin terminar de cerrar.

Haciendo que la historia del punto final parezca insignificante al lado de la tuya, en la que siempre esperé que estuviéramos en unos eternos puntos suspensivos y compruebo que nunca dejamos de estarlo.

Aunque le prometí a aquel tipo, que pasó brevemente por mi vida, que sabría de mí después del concierto de Luis Ramiro (pero que sólo será una historia que acaba en un simple recuerdo como dice la canción), es a ti a quien quiero contártelo, con quien quiero compartirlo, a quien me gustaría llevarme al próximo concierto (porque nuestra historia nunca se cierra y sabes que si llegas en el momento adecuado estaré ahí esperándote… confiando que se vuelva a abrir…)

Sé que no conoces a Luis Ramiro. Sabes que podría pasarme horas hablándote de canciones, de conciertos imposibles, de noches infinitas. Hoy sólo te hablaré del concierto en Libertad.

De fondo que suene su último disco, "El monstruo del armario", y seguro que te empiezas a enamorar.

Fui al concierto porque lo necesitaba, quería volver a encontrarme con un Luis Ramiro íntimo, mágico, increíble. Hace unas semanas hubo concierto en Joy Eslava con banda y estuvo muy bien pero le faltó que me hiciera sentir, que me hiciera girar como haces tú.

No me decepcionó. Luis Ramiro, su guitarra y el mundo por delante. Canciones, sentimientos, bromas y enfados. La vida resumida en un concierto. Los problemas encima del escenario. Sensación agridulce cuando amagó con irse.

Pero volvió, igual que tú, con otra aptitud, con otro espíritu, cambiando la sensación, dando la vuelta a los enfados y consiguiendo que se olvide el punto final centrándonos en los puntos suspensivos.

Desenchufó la guitarra, bajó del escenario y nada parecía importar, sólo había que sentir, que vivir, aceptando que fracasé mil veces y lo volveré a hacer, que seguiré luchando en batallas que no ganaré, que él no me quiso y puede que tú tampoco, pero que seguiré sintiendo, seguiré haciendo las cosas bien y cometiendo errores. Seguiré escuchando a Luis Ramiro y encontraré motivos para no dejar de sonreír.

Volvió al escenario, nos hizo levantar y cantar con él. Había dicho que no cantaría, que quería recuperar mi voz pero también dije que no habría más historias imposibles y aquí estoy contándote un gran concierto mientras te miro como si el mundo se fuera a acabar. Canté y perdí la voz.

Una buena noche de concierto. Luis Ramiro demostrando que no necesita banda para conquistarme.

Y me pregunto que necesito yo para conquistarte a ti. Le voy a robar unas palabras a Luis Ramiro de una canción que no cantó y voy a esperar que funcionen:

"Tengo un monstruo en el armario, tendrás que acompañarme hasta la cama.
No pienses que estoy loca, no hagas caso, son restos de una infancia mal curada"

¿Qué me dices?
¿Me acompañas y seguimos con nuestros puntos suspensivos?



Vértigo.


lunes, 18 de marzo de 2013

Lo siento


¿Y si te digo que lo siento?
¿Y si dices que lo sientes?

Soy culpable. Lo sé.
Eres culpable. Lo sabes.
Mi lo siento es para ti. El tuyo no es para mí.

Jugué. Jugaste. Jugamos.
Lo hicimos con fuego y nos quemamos.

No es nada me dije. No es real dijiste tú.
Sin darnos cuenta lo no real era peligroso.
Y el peligro me gustaba.

Pensé que no tenía nada que perder.
Tú lo tenías todo y a mí no me importó.

Fui la chica que siempre evité ser.
Fuiste el chico que parecía que eras pero que nunca habías sido.

Cruzaste la línea. Y la crucé contigo.
No me importó.
No le di importancia.
Ni siquiera me di cuenta de que estaba mal.

Tú sí lo supiste.
Pero ya era tarde.
Y me lo hiciste ver a mí.

Desapareciste.
Lo mejor que podías hacer.
Aunque yo no lo viera.

Y me dejaste aquí.
Dándome cuenta del error que cometí.
De lo tarde que he reaccionado.
De la persona que he sido.
De lo mal que hice las cosas.
De lo grave que fue no darme cuenta.

Entendiendo que no soy esa jugadora.
Ni quiero volver a serlo.

¿Y si te digo que lo siento?
Espero que me creas.
Y que ella te crea a ti.

Vértigo

jueves, 14 de marzo de 2013

Luis Ramiro

9 de Marzo de 2013
Joy Eslava
Madrid

Hay noches que sé que serán especiales, que algo cambiara dentro de mí, que miraré al mundo de manera diferente, que tendré mis ideas más claras y mis miedos no me impedirán actuar. Noches en las que te llamaré durante la noche, te diré que te echo de menos y que vengas a rescatarme.

Un concierto de Luis Ramiro suele causar ese efecto en mí. Sus canciones me transforman, hacen que salga mi auténtico yo (al que no le importa no ser lo que esperas, ni hacer lo que se supone que no debe hacer, que está dispuesta a luchar, a llorar, a perder, que apuesta por su vida, que apuesta por ti) salga a la luz y actúe en consecuencia.

Lo consigue cuando pongo su cd en casa, cuando lo escucho camino del trabajo, cuando le doy al play porque lo necesito. Aunque a veces no es suficiente y mis miedos siguen ahí y me sigo escondiendo detrás de una sonrisa.

En concierto lo consigue a mayor escala. Las emociones son más intensas y todo puede ocurrir. Una noche de concierto de Luis Ramiro es una noche especial, en la que haré las cosas bien, seré consecuente y si las lágrimas caen será que necesitaba que cayeran.

Voy al concierto de Joy Eslava de presentación de El monstruo del armario y aunque sé que necesito esos sentimientos, esta vez mis motivos son otros. Voy porque Luis Ramiro se lo ha ganado, porque me hace ilusión acompañarle en un día importante para él, porque con la autofinanciación de su disco nos ha hecho formar parte de algo único, porque siento que tengo que estar.

Fue un buen concierto, se notaba el esfuerzo que ha habido detrás, las ganas de que nos gustara, de que lo pasáramos bien, de que fuera una fiesta, de que fuera algo distinto a Luis Ramiro actuando con su guitarra en acústico. Y lo fue.

Me sentó bien cantar con fuerza las canciones de Luis Ramiro. Decir "hoy quemaré los bares" y creérmelo. Escuchar En círculos y sentir cada palabra, queriendo huir del vértigo, de mis problemas, de mi misma. Volviendo a encontrarme en Relocos y recuerdos, sabiendo que seré la excepción, que mi dolor no lo cura el tiempo. Pero confiando, que aunque tú no seas el culpable, seas el que por fin encuentre el monstruo de mi armario.

Me hubiera gustado que me miraras mientras sonaba Perfecta y darte un beso, sentir que no importa todo lo que hice mal y que todavía no es tarde para nosotros.

Eché de menos que Luis Ramiro silenciara la banda en alguna canción y se volviera todo más íntimo (sólo lo fue cuando Marino nos hizo callar con su violín y aparecieron pompas mágicas), que Luis cogiera la guitarra o el piano, y nos llegara al corazón, nos hiciera olvidar que estábamos rodeados de gente y sentir que sólo cantaba para mí.

Agradecimos que nos presentara a Patricio B y que nos enamorara con una delicadeza extraña (al día siguiente le estaba buscando descubriendo que su estilo es otro y que acabaré cantando sus canciones); que subiera a Marwan al escenario y yo volviera a recordar que le tengo en mi lista de pendientes.

Balones gigantes, confeti, ambiente de fiesta. Canto, grito, aplaudo, boto, me río. Disfruto el concierto. No me estoy transformando, pero tampoco me importa.

Termina el concierto con El Tiovivo y sé que ha sido un concierto redondo, un gran concierto.

Salgo de Joy Eslava sonriendo. Todavía queda mundo por delante. Luis Ramiro me ha dado fuerzas, ganas, optimismo pero esta vez no veo el mundo diferente. Aunque dudo si la culpa es suya o es mía. Puede que mi auténtico yo estuviera siempre presente y no hiciera falta sacarlo. No lo sé.

Esa misma noche vuelvo a cometer errores, a tener miedo, a equivocarme, a no hacer las cosas bien. Sentir que quiero que me cantes "aquí estoy yo.. tú agárrate que ya ha pasado..." pero no tener valor para decírtelo, no ser capaz de luchar una vez más, de dejar que el dolor pasado se pase y conseguir tenerte a mi lado.

Vuelvo a casa entre lágrimas y dudo de todo. Dudo de lo que sé, de lo que pienso, de lo que siento y hasta de lo que soy (puede que al final el concierto sí que me cambiara) No dudo de Luis Ramiro. Ni de sus canciones. Ni de su música. Ni de mis ganas de seguir escuchándole.

Aunque le prefiero en Libertad 8, donde es todo más directo, más sincero (sin pompas consigue más magia), siento que Luis Ramiro es más auténtico y no necesita nada más que su guitarra para hacer un gran concierto, donde estoy segura que me transforma y que después seré capaz de decirte que me des una oportunidad, que todavía podemos conseguirlo.

Me voy a Libertad 8 a por las entradas del día 20 de Marzo.

Prometo que volverás a saber de mí.


Vértigo

martes, 5 de marzo de 2013

Adiós


Él dijo adiós. Con todas las letras. Lo dijo. Y supo que todo cambiaría al terminar de pronunciar. Ella miró hacia el suelo. No quería oír. Sabía que era lo mejor pero pensó que si no escuchaba puede que la palabra adiós siguiera sin ser pronunciada.
Hubo un instante en el que los dos estuvieron ilusionados, que sintieron que se acabaron las búsquedas, las noches perdidas sin miradas auténticas, los días sin mensajes dulces, las lágrimas solitarias. 
Fue un instante. Una ilusión. Un espejismo de sol en un día de lluvia.
Al segundo siguiente no había rastro del arco iris, sólo quedaba un recuerdo y la lluvia seguía cayendo.
Se aferraron a la imagen de la felicidad que habían vivido y lucharon por recuperarlo, por sentirlo, por volver a vivirlo.
Era tarde ya y las luchas eran fracasos que les iban debilitando, haciendo daño, matando lentamente.
Dejaron de ver el futuro, de planear viajes imposibles, de soñar por las noches. Mantuvieron las costumbres, el hábito de compartir caricias y conversaciones, los besos de despedida y las llamadas a la salida del trabajo.
Un día gris, él dijo adiós. Se quedó paralizado delante de ella esperando que impidiera que marchara. Ella no quiso oír la palabra y esperó que él no se fuera.
Un instante después los dos empezaron a caminar en la misma dirección pero en sentidos opuestos. Llegaron hasta el infinito esperando cruzarse.



Vértigo

viernes, 1 de marzo de 2013

Luis Ramiro - En círculos


Ya no hay vuelta atrás
es ley natural
lo que terminó
no puede empezar
y se hunde a pedazos el salón
mientras suena una vieja canción
la que cantábamos a gritos los dos
el tiempo rompió
el último adiós.

Y llorar llorar
llenando el fondo del mar
y dejar que el mundo gire
volar en círculos
habrá que engañar al vértigo.

Ya encontré el hogar
vamos a viajar
a lomos de un dragón
tú mete en tu mochila el sol
un viento gris un corazón
un par de mantas y un colchón.

Y llorar llorar
llenando el fondo del mar
y dejar que el mundo gire
volar en círculos
habrá que engañar al vértigo.

Desde aquí la ciudad
es solo asfalto y metal
y un millar de hormigas
yendo al compás en círculos
tratando de huir del vértigo.

Tu agárrate
llega un cambio
no es de temer aquí estoy yo
tu agárrate que ya ha pasado.

Y llorar llorar
llenando el fondo del mar
y dejar que el mundo gire
volar en círculos
habrá que engañar al vértigo
desde aquí la ciudad
es solo asfalto y metal
y un millar de hormigas
yendo al compás en círculos
habrá que engañar al vértigo.