lunes, 26 de mayo de 2014

Apostar todo al rojo Chanel de tu boca


Me estabas esperando, yo diría que unos minutos, quizás tú que toda la vida.

Lo hacías con una cerveza en la mano, sentado en la barra y con un movimiento nervioso en la pierna. Pensando en palabras intercambiadas, en sueños frustrados, en el futuro que podía estar empezando.

​​​Te preguntaste qué podría pasar una noche de concierto. Sabes que todo hubiera sido posible.

Aparecí por la puerta y hasta que no me acerqué a la barra para preguntar si debía bajar a otros mundos, no me viste. Me observaste mientras caminaba a un taburete y me sentaba.

Nunca había sido tan rubia y nunca lo volví a ser. Estrenaba vestido rosa con el que me sentía disfrazada y llevaba mis labios pintados de rojo, esperando que los identificaras. Puede que en ese instante fuera hermosa, no habiéndolo sido antes ni volviendo a serlo más. Pero puede que tú sonrieras al verme y tu mundo sólo fuera yo durante un segundo. Al siguiente ya sé que no.

Te acercaste. Dime que te temblaron las piernas. Y dijiste “rubia de labios rojos”. Sonreí y lo fui durante unas horas, en la que escuchamos, sentimos, nos miramos y nos esquivamos.

Nada es eterno y lo sabíamos. Si estaba siendo tu cenicienta, tendría que marcharme y quizás convertirme en calabaza.

Me dejaste ir y todavía me pregunto si te arrepientes, si hubieras querido cambiar la historia y ahora estaríamos en una lucha que no sé si podría pelear.  

Sabes que horas antes estuve a punto de derrumbarme y que horas después cambiaría mi destino. El que tú no cambiaste.

Quizás fue lo mejor. Pero te imagino corriendo por las escaleras del metro, búscandome, dándome un abrazo eterno y diciéndome “quiero apostar todo al rojo chanel de tu boca”.


Vértigo

martes, 20 de mayo de 2014

Vente

Búscame entre el público...