lunes, 26 de septiembre de 2011
jueves, 8 de septiembre de 2011
Mirada triste (II)
Su pasado era mucho más complicado de lo que yo podía imaginar. Su vida demasiado dura para poder soportarla. Su mirada más triste de lo que pueda parecer a primera vista.
No me contó su historia, no me habló de sus problemas, no me miró. Da igual, no espero que diga nada que no quiera decir, que sienta nada que no siente, que viva algo que no quiere vivir.
La vida ya fue demasiado rápido, ahora él debería marcar el ritmo, su ritmo. Mientras, me siento y espero. Miro por la ventana, miro el ordenador, miro mi cuaderno y le miro a él. Me muestro segura, feliz, sin problemas. Sonrío, le sonrío, le miro y dejo de mirarle.
Le ofrezco un abrazo sin decirle nada, le mando un correo sin palabras, le lanzo un beso sin moverme. Le sonrío de nuevo sin mirarle.
Y sólo espero que sienta una caricia en su mejilla de alguien que se preocupa por él.
No será nada, él seguirá con mirada triste y yo seguiré pensando cómo quitársela.
Vértigo
sábado, 27 de agosto de 2011
Diferente si tú hubieras querido
Todo podría haber sido diferente si tú hubieras querido.
Hace años pudiste invitarme a tomar algo. Lo hubiéramos pasado bien y hubiéramos intentado convertir sueños en realidad. No sé cuánto tiempo hubiéramos compartido caricias ni el recuerdo que tendríamos el uno del otro. Sólo sé que ahora serías parte de mi pasado o de mi presente.
Hace un año pudiste luchar por mí a la vez que luchabas por ti. Me hubiera gustado que contaras conmigo, haber formado parte de los malos momentos que se convertirían en buenos. No sé qué seríamos ahora. Sólo sé que seríamos importantes el uno para el otro.
Hace unos días pudiste querer conocerme, empezar a descubrir qué pasa por mi cabeza, mis miedos, mis traumas, mis sueños; a la vez que yo descubriría los tuyos. No quisiste. Igual que hace años te quedaste con una sonrisa externa ahora te conformaste con ver una inseguridad superficial, no queriendo conocer más. Juzgando, analizando, intentando convertirte en salvador cuando debías ser compañero.
Sé que todo hubiera sido diferente si tú hubieras querido. Dirás que fueron las circunstancias, que siempre te acordarás de mí, que ya no se puede cambiar el pasado.
Y tendré que darte la razón en que el pasado no se puede cambiar, pero deberás saber que ya tampoco puedes cambiar nuestro futuro, porque esta vez ya no existe.
Vértigo
miércoles, 17 de agosto de 2011
Pasado
Si se pudiera volver al pasado, si se pudiera retroceder, si pudiera ser de nuevo una niña, si pudiera olvidar errores y golpes, si pudiera empezar de nuevo; puede y sólo puede que éste fuera el lugar perfecto.
Parece que aquí no pasa el tiempo: el mismo sol, la misma arena, los mismos puestos, los mismos miedos, el mismo paseo, el mismo sitio de helados en el que quería el que brillaba.
Y parece que vuelvo a quererlo, que olvido que lo que brilla no es lo mío, no es lo que me gusta, no soy yo.
Sé que dirás que en madrid también puedo volver al pasado, también están mis recuerdos y que aquí sólo están algunos agostos de mi vida.
Será verdad. Lo que no sabrás es a lo que me transporta, no sabrás a lo que vuelvo, no sabrás lo que viví aquí.
No sonrías, claro que aquí soñé contigo. Pero hubo muchos sueños antes, muchos descubrimientos, muchos cambios.
Por unos días quiero olvidar todo lo que crecí, todo lo que aprendí, todo lo que soy. Y quiero volver a ser la niña que quiere un peluche, un baño más en el mar, una partida de futbolín y un coche de choque. La niña que no tiene miedo, que mira con una sonrisa, que sueña con un gran futuro.
Sé que de vuelta en el tren volveré a ser yo, recodaré errores y golpes y que las cosas que brillan no son lo mío.
Aunque espero volver con miedos distintos y con fuerza nueva para mirar al futuro que empieza con mi vuelta.
Vértigo
jueves, 28 de julio de 2011
Miro
Se nota más frío que otras mañanas, puede que sea por el viento.
Me resguardo en la parada del autobús esperando un nuevo día.
Subo y lo descubro más vacío, menos gente, menos movimiento.
Encuentro asiento mirando al infinito y por una vez no dudo en sentarme.
El sol entra y sonrío.
Parece que nada es muy distinto a ayer aunque sienta que nada es igual.
Sigo en mi mundo avanzando sin prisas, realizando las paradas necesarias y continuando mi camino.
Miro a mi izquierda y les encuentro. Están empezando a moverse, despiertan con la luz del sol. Noto su calma, su serenidad, su confianza. Se mueven en medio del bullicio como si estuvieran aislados y nada les perturbara, sólo la realidad.
Están recogiendo, guardando sueños y promesas en mochilas infinitas.
La policía les observa con cierta envidia, la misma que tengo yo, mientras ellos continúan despertando.
Me bajo del autobús y miro hacia atrás, dudando hacia dónde debo ir.
Llego al trabajo sabiendo que gracias a ellos todo es diferente. Leo las noticias que dicen que la policía les está desalojando. No saben lo que dicen. Los indignados continúan su marcha.
Vértigo
lunes, 18 de julio de 2011
Mirada triste
Mirada triste. Le puedo definir así. Como una bonita mirada triste, si es que una mirada triste puede ser bonita.
Le conocí porque había que conocerle y mis ojos buscaron los suyos que escapaban de todo.
El destino nos cruzó una tarde y al menos pude mirarle despacio.
Una vida dura, un pasado extraño, sueños inalcanzables… No pude saber cuál era el motivo de su mirada.
Pude saber de su nueva vida, de un futuro que está empezando.
Quise conocerle más, descubrirle nuevas sonrisas.
Las circunstancias nos ayudaron y fui colándome en sus ojos, encontrando muros y pasadizos, timidez y dolor.
La vida no había sido como tenía que ser y él había aprendido a aparentar estar bien para no preocupar.
Pero no puede evitar la mirada triste que yo le quiero quitar.
Vértigo