Recuerdo cuando estaba enamorada de ti, cuando el corazón me palpitaba sin parar al verte, cuando suspiraba todo el día, cuando sólo pensaba en ti, en dónde estarías, qué harías y qué pensarías.
Recuerdo como me costaba hablar contigo, articular palabras con sentido queriendo siempre parecer más interesante de lo que era, como deseaba que me miraras y vieras algo en mí, como suspiraba cada segundo.
Recuerdo el dolor, el que sentía cuando nombrabas a tu novia, el que me rompía el corazón al ver que me veías como una compañera de clase, el que tenía dentro por saber que nada pasaría entre nosotros.
Recuerdo decir que me dolías, me dolía verte, me dolía tu presencia, me dolía aunque sólo me cruzara contigo por el pasillo.
Recuerdo que siempre me dolía.
Por suerte el tiempo pasó y el dolor desapareció o al menos ya no estaba presente. Pasaron otras historias por mi cabeza, otros dolores, otros amores y tú sólo eras un recuerdo del pasado, un viejo amigo con el que tomar algo de vez en cuando.
Y ahora estoy sentada en tu sofá, siete años después, mirándote y mirando como me miras.
Tengo claro que no me voy a montar una película, ya es demasiado tarde, sólo somos dos amigos charlando tomando algo de licor. ¿Por qué no? me digo a mi misma, empiezo a creer que todo está superado y que seremos grandes amigos.
Las horas van pasando y seguimos hablando de mis estudios, de los tuyos, del futuro, nunca del pasado, de mis problemas, de tus días, del pasar del tiempo.
Y te estás acercando a mí y yo sigo recordando en mi cabeza, pero empiezo a olvidar el dolor y me centro en el latir de mi corazón.
Decido irme a casa, demasiadas horas contigo ya me darán mucho que pensar.
Y me dices que me quede un poco más. Estás cogiendo mi mano y me estás besando. No puedo creerlo, dejo de recordar el dolor y sólo recuerdo que estaba enamorada de ti.
No sé lo que significa lo que está pasando y tampoco quiero saberlo. Es todo tan increíble, aunque es extraño conseguir algo que se quería después de tantos años, puede que nunca esté a la altura de las expectativas.
Me acompañas a la parada de metro, y te despides con dos besos en la mejilla y un ya nos veremos.
Camino de casa voy confundida, tengo una mezcla de emociones que marean mi cabeza. Me pregunto si seguiremos siendo amigos, o si me engañé creyéndolo.
Ya no sé cómo recordarte.
Vértigo
10 comentarios:
Esos dos besos en la boca de metro, podían estar en mi lista de imágenes...
Gracias por pasarte por casa. Cuando quieras, ya sabes dónde está.
Besotes gordos.
Uy que raro esos dos besos en la mejilla después de haberos besado. Yo me daría prisa en saber por qué, no sea que me haga demasiadas ilusiones.
Lo siento, pero siempre soy negativo :/
Saludos.
P.D: Te había perdido pero te he vuelto a encontrar por casualidad. Ya me he quedado el feed.
Me gusta como explicas los sentimientos en cada momento;)
mua
Esta historia está muy bien narrada. No sé si será ficticia o real, pero desde luego, me ha dejado pensativa.
Un saludo!
Ya no sé como recordarte...
ais..
Un abrazo enorme :)
¿Llevo una semana sin entrar aquí? Me sorprende, la verdad. :S
Me gusta esto que has escrito. Probablemente ya no será igual de lo que podría haber sido hace varios años, pero es más que nada. Si mejor o peor, si dañino o no, tendrás que comprobarlo.
Pues a lanzarse a la piscina, algo de agua hay, ahora a ver si consigues nadar, en el fondo es divertido intentarlo.
Un beso!
Buff... esas historias son horribles porque una nunca sabe qué pensar, cómo comportarse al día siguiente. Si somos amigos, si no lo somos, si somos algo más pero nunca estaremos juntos. Y cuando ya hay una novia de por medio ni te cuento...
Yo tuve una historia parecida hace tiempo. Nunca creí que lo nuestro fuera hacia ningún lado. Así que, cuando pasó lo que tenía que pasar, simplemente lo disfruté.
Seguimos siendo amigos y seguimos sintiendo, aunque no nos lo digamos.
Es que... Es difícil esto de los recuerdos, y tratar de controlar cómo recordamos a alguien es más difícil todavía.
Estaría bien que los sentimientos, sobretodo los de este tipo, viniesen con un mando a distancia y un buen libro de instrucciones...
Qué bien narrado...se puede sentir la emoción del momento...
...hay historias que nuuuunca se olvidan...
gracias, muchas gracias
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