martes, 31 de marzo de 2015

Ari Jiménez

29 de Marzo de 2015
Libertad 8
Madrid


Domingo de resaca. Resaca emocional y no emocional. Recordando la noche pasada, el vino, las risas, los besos y las lágrimas. Preguntándome por qué no hemos amanecido juntos. Los errores cometidos, los te quiero no dichos, los adiós pronunciados entre dientes. 

Suspiro odiando los suspiros y miro el teléfono esperando que llames aunque deseando llamarte yo. Agradezco que no lo hagas odiando no hacerlo yo. Preguntándome en qué punto perdido nos estamos encontrando. 

Miro el reloj y necesito escapar, de tu ausencia en mi cama y tu presencia en mi mente. Busco el domingo que me devuelva las emociones perdidas y las agallas nunca tenidas. 

Libertad 8 y un concierto de Ari Jiménez puede ser la solución. O quizás no, pero me apetece ir, escuchar, cantar, sentir. 

Me siento en primera fila con la mejor compañía posible, pedimos vino y se nos olvida brindar. Las canciones empiezan y cierro los ojos transportándome a un momento y a un espacio que nunca existirán. 

Ari canta sus canciones con calma, con dulzura, convirtiendo el concierto en algo natural, demostrando que el escenario en su lugar donde vivir. No hace largas introducciones ni habla demasiado, nos deja que seamos nosotros los que leamos entre líneas de sus frases. 

Nos ofrece más de lo que se puede esperar una noche de concierto. Se van subiendo al escenario Manu Miguez, Ángel Ravelo, Kike Marcos y Marino Sáiz y yo me pregunto por qué no estás a mi lado y por qué hay asientos libres en libertad 8.

Es mi primer concierto suyo, podría haber sido nuestro primer concierto suyo pero no lo ha sido. Sólo sé que no será mi último concierto de Ari.  Plan de vuelo, su nuevo disco, saldrá pronto y quizás consiga que vueles conmigo al escucharlo.

Camino de vuelta a casa recordando el concierto, con resaca de canciones y emociones. Sintiendo como se debe sentir y preguntándome las preguntas correctas. 

Cojo el teléfono y te escribo "¿Te he dicho hoy que te quiero?".


Vértigo


1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta resaca de emociones no podía acabar de mejor forma :)