domingo, 17 de noviembre de 2013

Y yo que dije

Y yo que dije que eras el camino fácil, la opción más sencilla que elegir, la que me daría los deseos que se supone que tenía que querer, la decisión que haría que viviera la vida sin implicarme, el acierto que sería el error más grande. 

Me equivoqué. 

Lo fácil hubiera sido seguir jugando con el camino complicado, dejarme marear por su tonterías, aceptar sus proposiciones nocturnas y entender que nunca me entendería; seguir serpenteando por el camino imposible, sabiendo que sólo me sonríe cuando sopla el viento, que ya dejó de escuchar mis silencios varias veces y lo volvería a hacer, que lo platónico y lo irreal pueden ir de la mano y que sus mentiras no terminarían en mis brazos. 

Las opciones sencillas hubieran sido seguir intentando esos caminos y continuando con las historias de una noche en las que ya dejé de pedir números de teléfono y me conformaba con que me hicieran sentir eterna durante unas horas.

El camino fácil resultó ser el camino más difícil, el que me hace enfrentarme a mis miedos y a mis vértigos, el que supone mojarse, empaparse, calarse hasta los huesos de sentimiento, de vida, de amor; el que es capaz de hacerme replantearme mis decisiones sin sentido, querer renunciar a independencias estúpidas, asumir que siendo dos también se puede ser libre y feliz, que echarte de menos no es ser débil, que no vivir atormentada no supone traicionarme.

Y yo que dije que no me volvería a enamorar, aquí estoy caminando por un suelo con baldosas amarillas que me lleva a ti, el camino pudo parecer sencillo pero es el más peligroso. Siento  que en cada pisada me falta el aire, que el vértigo me acompaña, que mirarte a los ojos supone perderme y que en tus brazos podría dormir eternamente.

El acierto que sería el error más grande puede acabar siendo el error que será el mayor acierto.

Me equivocaré o no esta vez. Pero merece la pena intentar el camino porque esta vez lo haremos juntos.

Vértigo

7 comentarios:

Catadora de sabores dijo...

Creo que lo complicado es querer ser dos cuando en realidad somos dos unos.... y es que equivocarse por regla general (aunque no nos guste reconocerlo) por regla general, se hace a conciencia...

caminar sobre valdosas amarillas o un palmo por encima del suelo. Es lo mismo. :)

Suena muy bien.

Óscar Sejas dijo...

Yo personalmente no abro demasiados caminos. Siempre intento seguir por uno con todas sus consencuencias. Nunca pienso que uno es fácil, porque cuando menos te lo esperas aparece una montaña en medio, pero bueno, caminando se llega a la meta y dicen que lo fácil aburre.

¡Ánimo y suerte en el camino!

Luis Cano Ruiz dijo...

Yo no pienso que haya caminos fáciles o difíciles. Pienso que hay caminos con tramos fáciles o difíciles. Y al andar nosotros también complicamos las cosas.

No sé, creo que las decisiones tienen consecuecias, pero nunca son consecuencias definitivas. Siempre hay salidas de emergencia.

Cuídate.

Ehse dijo...

Al final todo se trata de tomar una decisión. ¿Quieres tirarte a la piscina? Es una de esas decisiones sin término medio.

Un abrazo!

Desconcierto dijo...

Tus relatos me llegan cada vez más dentro...son....tan....reales.....
Te envidio Vér...

Cuerposaladeriva dijo...

Touche!!sobran las palabras,cada vez que veo que has actualizado un texto sé que me va a gustar antes de leerlo. Un beso

Anónimo dijo...

¿Hay cosas sencillas en esta vida? Tal las hayas pero nosotros siempre tendemos a complicarlo todo más de lo que es y está. Sin embargo, ese camino en el que el corazón manda más que la razón es el menos previsible. Sólo hay que arriesgarse, dejarse llevar y quién sabe si ganar.

Un besote!