viernes, 24 de septiembre de 2010

Luis Ramiro

18 de Septiembre de 2010
Joy Eslava
Madrid

Luis Ramiro sale al escenario de Joy Eslava. Y lo primero que pienso es si será capaz de enamorarme como lo han hecho sus discos, si conseguirá un hueco al lado de Ismael Serrano y de Quique González en mi lista de ídolos, si hará que salga con ganas de escucharle de nuevo y algo distinta a la persona que entré.

No se lo estoy poniendo fácil.

Empieza con “Diecisiete”, seguramente mi canción favorita y en directo suena mejor que en el disco.

Al terminar nos dedica unas palabras y veo brillo en sus ojos. No se atreve a cerrarlos del todo por miedo a que se le escapen las lágrimas. No puede disimular que está emocionado, que nos agradece a cada uno que estemos ahí, que no sepamos sus canciones, que le aplaudamos.

Se van sucediendo las canciones, algunas que conozco más, otras que menos, un par de su próximo disco, suben al escenario Marwan y Rafa Pons, aparecen pompas de jabón que dan un aire mágico, pelotas enormes simbolizando el desastre, confeti de fiesta.

Luis presenta las canciones, con anécdotas, con bromas, con nervios, haciendo que tenga claro que es un buen chico, que se merece estar ahí.

Y sí, todo eso ayuda a hacer un buen concierto, el toque espectáculo, el que me caiga bien, el buen sonido (grandes músicos le rodean). Pero no es suficiente.

Por suerte, Luis ofrece mucho más. En directo sus canciones tienen todavía más vida que en sus discos, su música suena con más fuerza y sus letras te llegan al alma.

Salgo del concierto pensando cuándo volverá a tocar en Madrid, situándole cerquita de Isma y de Quique y creyendo en noches que se merecen su canción.

Vértigo

sábado, 18 de septiembre de 2010

Correos

Madrid amanece lloviendo. Y yo salgo a la calle con zapatos claros, convencida de que saldrá el sol.

Me escribes y me dices que la lluvia te pone triste. Hablas de una impotencia que yo misma sentí hace no mucho tiempo. Desearía poder demostrarte que todo saldrá bien, que veas que a mí se me pasó, que sonrías de nuevo.

Me mandas un correo para decirme que estás desilusionada, que ese brillo que vi en ti ayer hoy ya no está. Querría convencerte de que esa historia no merece la pena y que hay que mirar hacia delante.

Me contestas a mis palabras esta mañana hablando de tristeza y de dolor, de un dolor que te deja sin respiración. No soy capaz de decirte que hace tiempo dejé de respirar y conseguí vivir. Ojalá pudiera hacer que vieras lo que yo veo en ti y sintieras que tu futuro empieza ahora.

Escribo correos para cada una y en cada uno pongo un poco de mi alma. Intento reflejar ese optimismo que alguien dijo que me caracterizaba. Intento que encuentren otra manera de ver las cosas. Intento que vean que todo irá bien. Y les recuerdo donde encontrarme.

Apago el ordenador y vuelvo a la calle, confiando en que mañana vean las cosas distintas. Para empezar mis zapatos ven la luz del sol.


Vértigo

lunes, 13 de septiembre de 2010